Por: Marta Fierro
La cita era el 25 de octubre de 1975 a las 14 en San Cayetano. Nuestro destino: llegar a los pies de la Virgencita de Luján a pedirle por nuestra querida Patria que estaba sufriendo. Mucho antes de esa hora ya el santuario estaba repleto; los jóvenes y algunos no tan jóvenes, empezaban a caminar. Todo era emoción, alegría de encontrarnos con los amigos y con los que conocimos en los encuentros preparatorios.
Teníamos muchas incógnitas: ¿cuántos seremos?, ¿podremos llegar?, ¿cómo será el camino? Sólo confiábamos en que nuestra Madre nos lleva siempre de su mano al encuentro del Señor. Por eso cantábamos nuestra marcha:
ESTE ES EL TIEMPO DE AMÉRICA, ESTE ES TU TIEMPO SEÑOR,
LOS JÓVENES ESTAMOS PRESENTES TESTIGOS DE TU GRAN AMOR.
NUESTRA MADRE NOS LLAMÓ A VIVIR EN EL AMOR Y A ENCONTRAR LIBERACION
TODOS JUNTOS. ES LA VIRGEN DE LUJÁN, MADRE GAUCHA COMO NO HAY,
QUIEN NOS VA A ACOMPAÑAR AL CAMINAR
Y vaya si algunos fueron testigos, dieron su vida por ello. La cantaban los mártires palotinos y compañeros que ya no están.
Empezamos a caminar por Rivadavia, por una sola mano porque por la otra circulaban los autos. Las compañeras y compañeros cuidaban el camino cantando ¡A la dere, a la dere, a la derecha por favor! Se sucedieron las paradas, la noche nos cubrió. Llegó el amanecer viendo el puente y llegamos junto a María. Algunos a pie, otros en los vehículos de apoyo, pero todos juntos.¡Cuánto aprendimos sin darnos cuenta! ¡Cómo nos hermanó el caminar con el otro sin conocerlo! Junto a la Virgen nos esperaba
onseñor Leaden, que celebró la Misa. Fue el único obispo que nos acompañó. ¿Fuimos 45.000? ¿55.000? ¡Qué importa el número! Éramos apenas un primer puñado de una semilla que luego crecería hasta esta 50°peregrinación.
Cómo pasó el tiempo! Sin embargo, hoy también pedimos por nuestra Patria. Ponemos en sus manos a los que no tienen para comprar remedios, los que tienen hambre y tantos otros que sufren. Pedimos que nos ayude a modificar juntos esta dura y triste realidad argentina, que mueva los corazones. Te damos gracias Virgencita porque hace 50 años pusiste en nuestras vidas al padre Rafael Tello. Él nos hizo conocer una forma ancestral de rezar de nuestro pueblo, que se repite en Itatí, en Salta, en Catamarca, Sumanpa y tantos otros santuarios. Sólo fuimos instrumentos en las manos de Jesús.
* Integrante de la organización de la primera edición en 1975