Martes 08.10.2024

Año Nuevo Judío. Dolor y regocijo

Por: Mario E. Cohen

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Estamos en las puertas de un nuevo año nuevo judío (el Rosh Hashaná) que comienza este miércoles 2 de octubre al anochecer. Nos invade un inmenso dolor por los muertos en la guerra en el Medio Oriente y por nos saber, desde hace un año, la suerte de un centenar de secuestrados por el terrorismo.

En la tradición hebrea este enorme sufrimiento no puede tapar el regocijo de los días festivos. La historia nos enseña que el pueblo judío ha sabido sobreponerse siempre al dolor y puede en el futuro- como expresó Ernesto Sabato- “volver a reír y bailar sobre las cenizas del último pogromo”.

Volvamos a la festividad que nos convoca. De alguna manera el Rosh Hashaná es una especie de “gran cumpleaños” de toda la humanidad ya que , para la creencia judía, el Universo habría sido creado en esta época del año. Un momento para regocijarnos y para pensar en mejorar nuestra relación con los restantes seres humanos a través de un comportamiento más ético.
Pero no todo es júbilo. Todas las festividades judías suelen tener carácter agridulce, como la vida misma. El inicio del año es también un momento de reflexión y de autoanálisis para retomar las virtudes morales que hemos perdido durante el año.
¿Por qué del comienzo tardío de esta festividad (cuando habitualmente comienza en septiembre)? Ocurre que este año el calendario hebreo de 12 meses lunares ha tenido un mes adicional para llegar a ser lunisolar (adicionado a otro mes compensador ocurrido hace dos años). La consecuencia es que este año comienza el Año Nuevo Judío recién en octubre (el inicio más tardío ocurrirá en el año 2043 en que Rosh Hashaná comenzará el 6 de octubre).

Volviendo a los valores éticos. Existen tres tipos de comportamiento especialmente valorados en las costumbres de estas festividades. Representan un replanteo frente a uno mismo: teshuvá=retorno a uno mismo; frente al Creador: tefilá= plegaria y también frente a nuestros semejantes (tzedaká=caridad en sentido amplio de reparar las situaciones injustas).

En cuatro milenios de historia judía, a cada una de las celebraciones se les han ido agregando diversos significados. El Rosh Hashaná representa el Día del Juicio  y de la Creación (como acabamos de ver) es también el Día de la Evocación de la Atadura del Patriarca Isaac (varias oraciones se dedican a esta prueba de fe de su padre, el patriarca  Abraham), el Día del Toque del Shofar (cuerno de carnero), etc.

¿Cómo se festeja el Rosh Hashaná? Tradicionalmente con dos cenas festivas y varios simbolismos para expresar deseos de un año dulce y fructífero. En los solemnes servicios religiosos de las sinagogas, especialmente en los matutinos, se toca un instrumento de viento antiquísimo (cuerno de carnero) llamado shofar (palabra cuya raíz hebrea proviene de “mejorarse”).

Respecto al sentido que tiene el toque del antiquísimo instrumento llamado Shofar, nos dice Maimónides (siglo XII): “Despertaos los sumidos en el sueño, sacudíos de vuestro letargo. Escudriñad vuestras acciones, arrepentíos de vuestros hechos. Recordad a vuestro Creador: mirad bien vuestras almas y permitid que haya un mejoramiento en vuestros actos. Considere cada uno de vosotros los malos caminos y pensamientos”. El sonido del Shofar es como una plegaria sin palabras. O, como sugiere una interpretación contemporánea, un llamado al hombre para que escuche el llanto de la humanidad.

Para el creyente, estas festividades nos sirven para re-unirnos y recuperar la olvidada condición humana y poner al orden moral como primer objetivo. Hoy más que nunca corresponde recordar las palabras del filósofo judío Emmanuel Lévinas: “Yo no soy el otro pero no puedo ser sin el otro”.

¡Pese al dolor, brindemos por la paz y por un año bueno y dulce!


* Presidente el CIDICSEF