Por: Mario E. Cohen
Estamos viviendo días de angustia por los riesgos de la expansión de la actual pandemia. Justamente en estos momentos necesitamos, más que nunca, el acompañamiento de nuestros seres queridos. Una oportunidad de re unirnos (aunque sea en pequeños grupos) son las próximas pascuas.
Este sábado 27 al anochecer comienza la semana de la festividad de la Pascua hebrea o Pésaj. La misma evoca la salida de Egipto del pueblo de Israel bajo el liderazgo de Moisés. De acuerdo a la tradición ésta tuvo lugar en primavera (del hemisferio norte). Se trata de un acontecimiento fundacional en la historia de la humanidad. Es el paso de la esclavitud a la libertad, del desorden a la instalación de la ley; y también el comienzo del pueblo judío, generador de los grandes preceptos éticos (igualdad de todos los seres humanos ante el único Dios, igualdad del extranjero, la obligación de socorrer al desvalido, la no discriminación, entre otros)
La festividad de la pascua hebrea es la más antigua celebración religiosa en el mundo occidental. Y es la fiesta hogareña más respetada. Se celebró por primera vez hace “apenas” unos 3.200 años en el propio Egipto, Mitzraim en hebreo. Y si reparamos en el origen de esta palabra, observamos que Mitzraim tiene relación con la raíz tzar, “angosto”, “ajustado”, “estrecho”; tal era la percepción de la vida hebrea en el país del río Nilo. La libertad implica lo contrario: el liberarse, el ampliarse y abarcar todo el espacio. Salir de Egipto es liberarnos de los ídolos, del oscurantismo, de la brujería, de los fetiches, del culto a la muerte y volver al culto a la vida.
Para un pensador actual (Bernardo Sorj): Pésaj nos recuerda:
“Que fuimos perseguidos y nunca debemos perseguir.
Que fuimos humillados y nunca debemos humillar.
Que fuimos estigmatizados y nunca debemos estigmatizar.
Que fuimos oprimidos y nunca debemos oprimir.
Que fuimos confinados en guetos y nadie debe vivir en villas miseria.
Que toda esclavitud termina en la lucha por la libertad.”
La Hagadá (libro que se lee de la festividad) comienza con estas palabras que refuerzan su sentido ético: "Este es el pan de pobreza y aflicción que nuestros antepasados comieron en la tierra de Egipto. Los que padecen hambre, entren y coman. Vengan los necesitados a celebrar el Pesaj...".
En síntesis, el mundo actual nos ha vuelto esclavos de la moda, del reloj, del celular, del consumismo, de los ídolos de turno. En el siglo XXI se siguen profundizando las diferencias entre los países ricos y pobres. Un sexto de la humanidad pasa hambre todos los días mientras una minoría derrocha comestibles y recursos. Uno de los mensajes de la Pascua hebrea es precisamente el del retorno al humanismo. Y es importante recordar la célebre expresión de Alain Finkielkraut: “Lo humano en el hombre no es un elemento de la naturaleza sino una cualidad precaria, siempre sujeta a desaparición”.
Justamente, para evitar la desaparición de esta cualidad, es que el Pésaj mantiene hoy su milenaria vigencia.
(*) Presidente del CIDICSEF
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