Miércoles 04.10.2023

Sucot: Agradecer a Dios por los dones de la naturaleza.

Por: Mario E. Cohen

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Los judíos nos encontramos, desde este viernes 29 al anochecer, en la semana del festejo de la fiesta de las cabañas , fiesta de las cabañuelas, o Sucot.. El cierre final de las Altas Fiestas será el domingo 8 de octubre con  la Fiesta de la Torá.

Llama la atención que se haya fijado una festividad alegre apenas cinco días después tocante Día del Perdón. Es que quizás nos recuerda que la vida no es solamente el hacer un balance del alma. También el goce debe estar asociado al recuerdo del Creador. 

En la festividad de Sucot, también llamada en hebreo “tiempo de nuestra alegría”  los judíos agradecemos a Dios por los dones de la naturaleza, los frutos de la tierra y las bondades de la Creación. Rememoramos  las largas travesías a través del Desierto de Sinaí. Nos damos cuenta, al pasar la noche al abrigo de la frágil  casucha o Sucá, de que nuestros bienes materiales son perecederos y advertimos que la vida  es efímera. En Sucot oramos para el Señor nos conceda un año de fecundidad y abundancia, y agradecemos por nuestro bienestar.

La festividad de las cabañas o tabernáculos es una de las festividades judaicas que más elementos simbólicos tiene. La festividad resalta la fe en que el Todopoderoso provee a las necesidades humanas y el hecho de que los hombres y las mujeres  deben agradecer. Es una suerte de  Día de Acción de Gracias repetido por una semana en reconocimiento por las maravillas de la naturaleza.

La Fiesta de las Cabañas, decía el sabio Maimónides  hace ocho siglos, es un llamado en  contra del envanecimiento de la posesión, sacando al potentado de su palacio para hacerlo vivir en una choza durante una semana entera.

También la festividad nos hace vivir y sensibilizarnos en carne propia con las dificultades de millones  de personas viven actualmente en viviendas precarias y en extrema pobreza.

En las grandes ciudades resulta difícil encontrar lugar donde hacer la "sucá"(choza), sin embargo es sumamente pintoresco y colorido  ver cómo se agudiza el ingenio popular en Israel (y en algunos lugares de la diáspora) para fabricar estas cabañas -hermosamente decoradas- sobre los balcones, jardines, terrazas,  parques, sinagogas y lugares públicos. 

En cierta ocasión preguntó un rabino  a su mejor discípulo ¿cuál es más fuerte la endeble Sucá o el más imponente de palacios de la antigüedad? . El alumno pensó un rato y contestó certeramente: “Ningún palacio de la antigüedad nos ha llegado completo hasta nuestros días, éstos han sido más endebles que cada ‘sucá’  que se reconstruye cada año.  En la  ‘sucá’  vive el espíritu de la tradición judía y este no se destruye fácilmente. En cambio los ladrillos se desmoronan  con el mero paso del tiempo.”

En nuestros días, la Sucá simboliza un opuesto al refugio antinuclear, que obtiene su seguridad del acero y del grueso hormigón. Sucot  nos recuerda  que la seguridad es también una convicción.  

(*) Presidente del CIDICSEF.  Centro de Investigación y Difusión de la Cultura Sefardí.