Martes 08.10.2024

Entre el cielo y la tierra

Un justo reconocimiento de los origenes del catolicismo en la Argentina

Por: P. Guillermo Marcó

El traspaso de la sede primada de Buenos Aires a Santiago del Estero constituye una reparación histórica porque la ciudad santiagueña fue la cabeza de la primera diócesis en suelo argentino.
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Cuando se anunció el cambio de la sede primada de Buenos Aires a Santiago del Estero surgieron muchas preguntas. En primer lugar porque nadie sabía muy bien qué significaba. Algunas personas me preguntaban si la Nunciatura Apostólica -la embajada del vaticano- se iba a trasladar a Santiago del Estero, algo que no ocurrirá.

Ser sede primada es un título honorífico. El Papa Francisco se lo otorgó a Santiago del Estero porque fue la primera diócesis (territorio eclesiástico con un obispo a cargo) que se creó en lo que luego sería territorio argentino. Fue en 1570. Pero, si hablamos con rigor histórico, pertenecía al Virreinato del Alto Perú. Recién en 1776 se dividió el territorio colonial y se fundó el Virreinato del Rio de la Plata, pero por poco tiempo porque, como es sabido, en 1810 comienza el proceso de la independencia que desembocaría en la instauración de nuestro país. Para ese momento habían transcurrido 240 años de la fundación de Santiago.

Recién en 1865 se le sacó el título a Santiago y se le dio a Buenos Aires. Fue una decisión del Papa Pío IX, mediante la Bula “Eximiae Providentia”, que a su vez elevó la diócesis porteña a arquidiócesis, otorgándole al obispo el título de “arzobispo” para darle relevancia frente a los demás obispos del país.

Desde que tengo uso de razón todos los arzobispos usaban el titulo de primado, incluido el cardenal Bergoglio. Ahora lo usará el de Santiago del Estero, aunque como todos sabemos Dios seguirá atendiendo en Buenos Aires. Sin embargo es un lindo gesto devolver lo que se quitó y que en justicia le correspondía. En su homilía que pronunció este fin de semana en Santiago durante la celebración del traspaso, el arzobispo de Buenos Aires, Jorge García Cuerva, decía: “Y aquí está de vuelta, aquí está la Primada en la ciudad, madre de ciudades; en la Iglesia diocesana, madre de diócesis".

"Porque -subrayaba- esta es una reparación histórica y eclesiástica para nuestra Patria; es dar este título de honor a la primera diócesis en territorio argentino, la diócesis del Tucumán, erigida en estas tierras santiagueñas en 1570. Una Iglesia argentina que nace en el corazón profundo de la Nación y que, por caminos polvorientos, y recorriendo montes, llanuras y salinas, se expandió por todo el país anunciando la Buena Noticia del Evangelio a lo largo de los siglos”.

“Justamente el Evangelio de hoy -señalaba- comienza describiendo a Jesús recorriendo distintas ciudades y regiones (Cfr. Mc 7, 31). Un Dios que no se queda quieto, un Dios callejero, como Santa Mama Antula, hija de esta Argentina profunda, a quien el Papa Francisco definió como una caminante del Espíritu; que recorrió miles de kilómetros con sus pies descalzos y con un crucifijo para llegar a Buenos Aires en septiembre de 1779.

“Hoy -destacaba- hacemos el camino de vuelta, pero lo queremos recorrer como ella: descalzos y con el crucifijo. Descalzos de prejuicios y de intolerancias, descalzos de rencores y egoísmos, descalzos de miedos y enfrentamientos, descalzos y caminando con respeto y con cuidado porque entramos en tierra sagrada, en esta tierra fecunda que parió la Patria. Y con un crucifijo, porque como Mama Antula, queremos renovarnos en el anuncio del amor de Dios a todos los hombres y mujeres, de un Dios que nos ama tanto que entregó la vida por nosotros; por eso es vital que hoy la Iglesia salga a anunciar el Evangelio a todos, en todos los lugares, en todas las ocasiones, sin demoras”.

En noviembre se renovarán las autoridades de la Conferencia Episcopal Argentina, que agrupa a todos los obispos del país. Le auguramos al antiguo obispo y a partir de ahora arzobispo de Santiago del Estero y nuevo primado de la la Iglesia en la Argentina, monseñor Vicente Bokalic, un lugar relevante entre sus pares.