Por: Daniel Goldman
En mis casi cuarenta años como rabino he oficiado más de mil casamientos y cada uno me resulta particular. Me conmueven los preparativos, los ojos brillantes de los novios y los padres emocionados. Personalmente, y sin delirios mesiánicos, ante cada boda tengo la emocionante sensación de que participo con Dios, asociándome en la creación de un nuevo hogar.
Se realizan bajo un palio de tela llamado “jupá”, que representa la casa que la pareja está por fundar, y el orden de la ceremonia puede variar según las costumbres congregacionales. Erusín es una suerte de introducción matrimonial en la que se cantan dos bendiciones y el novio se compromete a desposar a la novia. Luego ambos beben de una copa de vino simbolizando el pacto matrimonial.
1) Colocación de los anillos: en algunas congregaciones el rabino pregunta a los novios si se comprometen a amarse. Ante el sí, el no- vio coloca el anillo en el dedo índice de la mano derecha y declara que desposa a ella acorde con la ley de Moisés e Israel. En las ceremonias liberales, la novia coloca el anillo en el dedo del novio y responde con un versículo del Cantar de los Cantares que dice “yo soy de mi amado, y mi amado es para mí”.
2) El rabino lee la “ketuvá”, que es el documento matrimonial que certifica la autenticidad del acto, la cual es rubricada por dos testigos que presencian la ceremonia. Este documento le pertenece a la novia.
3) Se dedica una prédica a la pareja, en la que el rabino acompaña con su palabra los nobles deseos de la gente que conoce a los novios, relacionando el evento con enseñanzas de la Torá y la tradición hebrea.
4) Sheva Brajot: significa siete bendiciones. Es el momento del casamiento propiamente dicho. Se hace referencia a la creación del varón y la mujer, a la construcción del hogar, y cómo el pueblo de Israel y la humanidad se regocija porque se funda una nueva casa judía en el seno de una sociedad. Una vez concluido el canto de las bendiciones, los novios beben de otra copa de vino, por primera vez como marido y esposa.
5) Invocación final: El rabino brinda a la pareja más deseos de una existencia amorosa.
6) Rotura de la copa: La tradición indica que hasta en el momento más alegre de la vida judía se recuerdan los instantes tristes que el pueblo de Israel tuvo que pasar a través de su historia. Ahí el novio pisa una copa y como si fuera un momento mágico, todos los participantes de la fiesta gritan “Mazal Tov”, buena suerte para este matrimonio.
Una vez concluida la ceremonia, todos bailan y cantan en ronda, por- que todo casamiento es una apuesta a la vida y la esperanza.