Lunes 11.12.2023

escuela japonesa de budismo NI CHIren shoshu

Camino hacia una vida con paz y alegría

Por: María Montero

Ryokyu Nakayama, el reverendo del templo que funciona en el barrio de Flores, dice que la práctica del budismo conduce hacia un estado espiritual en el que es posible alcanzar el bienestar.
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Conservar la paz en medio del vertiginoso ritmo de las grandes ciudades se torna, a veces, muy difícil. Sin embargo no lo es para los seguidores del budismo de Nichiren Shoshu. Los discípulos de esta escuela japonesa, que desde hace 15 años tiene su templo en el barrio porteño de Flores, aseguran que la práctica trae beneficios poderosos, como el tener ánimo y energía para vencer las dificultad desde la vida.
  “Recibir la enseñanza es más fácil que mantenerla, porque el budismo no se basa en el estudio sino en la práctica”, asegura el reverendo Ryokyu Nakayama, encargado del millar de fieles que asisten regularmente al templo, y de otros tantos de Uruguay, Paraguay, Bolivia, Perú y Chile. La doctrina básica es la “Ley de la relación causal y efecto retributivo” indicada por Shakyamuni, también conocido como Gautama Sidartha, fundador del budismo en India, hace 3.000 años. La ley  enuncia que todos los fenómenos del mundo son el efecto provechoso que recibimos, a causa de todos los actos y relaciones del pasado. Es por eso que los sufrimientos no son ni un castigo de Dios, ni producto de la mala suerte. Según el reverendo Nakayama la razón por la cual existimos hoy es porque tenemos karma (acción), así como todos los fenómenos del universo existen por la causa que poseen. “Cada uno de nosotros realizamos acciones que producen efectos en el futuro –explica-, o sea que nosotros mismos somos efecto de una causa anterior y a la vez causa de un efecto futuro”. Aplicada a la vida cotidiana, esta norma ayuda a comprender y erradicar los sufrimientos, mediante una vida plena de alegría y de paz.
La práctica del budismo enseña a elevar el estado de vida hasta alcanzar la Iluminación, es decir, percibir la verdad. Aunque Shakyamuni explicó que estas enseñanzas eran sólo medios provisorios para alcanzar la Suprema Verdad o Sutra del Loto, que señala que todos los seres pueden manifestar su estado de buda sin distinción alguna respecto del propio buda Shakyamuni. Pero también predijo que esta instrucción perdería eficacia hasta 2.000 años después de su muerte, cuando aparecería el verdadero buda. 
El nacimiento de Nichiren Daishonin en Japón, ocurrido conforme a la profecía del Sutra del Loto, dio origen al budismo de Nichiren Shoshu. Según Daishonin, la vida es breve y efímera. La clave para que sea realmente plena y feliz es creer en la ley correcta y suprema (Nam Myoho Rengue Kyo). La salvación de todos los seres depende de establecerla, practicarla y difundirla. Por eso la actividad en el templo de Flores se basa, princi-palmente, en la práctica de la devoción a la “Ley mística de la simultaneidad de causa y efecto”. “Según nuestra escuela –señala Nakayama-, la invocación de Nam Myoho Rengue Kyo es el mejor modo de acumular buen karma y nos muestra lo responsables que somos de todos los sucesos de la vida con la libertad y dignidad que cada uno posee”. Las celebraciones diarias consisten, entonces, en la repetición de esta oración y en el recitado del Sutra del Loto. En el templo, además, se ofrecen estudios de entrenamiento en la pronunciación correcta de los sutras (enseñanzas), apoyo escolar y reuniones para jóvenes.
 La ceremonia religiosa más importante del año es Oeshiki, donde se conmemora el fallecimiento de Nichiren Daishonin: es la manera de expresar la gratitud de los fieles al buda original. Para ello se decora el salón de oración con flores de cerezo y se colocan sobre el altar frutas de estación.
Nakayama observa que cada vez más jóvenes se acercan a este aprendizaje, buscando un nuevo sentido para sus vidas. Aunque también hay familias que vienen practicándolo desde hace tiempo, como es la del mediático chef italiano Donato de Santis, que conoció el budismo de Nichiren cuando vivía en EE.UU.
 La iglesia se sostiene con donaciones voluntarias de los fieles y de los fondos que recibe del templo principal de Tokio. Las últimas estadísticas indican que 570 mil personas siguen el budismo de Nichiren Shoshu. La comunidad más importante se encuentra en Japón con 466 mil fieles.