Por: María Montero
Un encuentro internacional por la paz reunió recientemente en Jerusalén a jóvenes judíos, cristianos y musulmanes con académicos y líderes religiosos provenientes de 19 países con el objetivo de analizar cómo contribuir a la paz a través de la cultura del encuentro que promueve incansablemente el Papa Francisco.
Promovido por el propio pontífice y organizado por la fundación pontificia Scholas Occurrentes y el Instituto de Investigación Harry S. Truman de la Universidad Hebrea de Jerusalén, 75 alumnos de España, México, Argentina, Kenia, Burundi, Congo y Brasil compartieron durante tres días experiencias con educadores de 41 universidades del mundo.
Estos jóvenes ya habían participado de las acciones formativas de Scholas en sus países y en el encuentro volvieron a descubrir que, a pesar de las diferentes razas, culturas y religiones, a todos los unía el mismo sentimiento, que quedó expresado desde el inicio cuando junto a las autoridades rezaron una oración interreligiosa por la paz.
Además, representantes de Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, México, Paraguay, España, República Dominicana, Albania, Congo, EE.UU., Irak, Italia, Nigeria y Japón compartieron testimonios personales, sueños, esperanzas, vivencias de encuentros y trabajos científicos sobre proyectos en la misma línea que se desarrollan en diferentes partes del mundo.
Los estudiantes también expresaron sus deseos de paz a través de diversas expresiones artísticas. Jóvenes palestinos cantaron “Imagine” de John Lennon, chicos israelitas una canción en hebreo aludiendo a la paz y otros de Burundi y Congo representaron un canto en swahili.
“Fue una vivencia educativa a través del deporte, las artes y la tecnología”, dijo José María Del Corral, director de Scholas, una red que une a más de 400 mil escuelas del mundo con el fin de integrar a alumnos y actores sociales en propuestas que eduquen para la paz, y con el ambicioso propósito de que los 60 millones de chicos del mundo que están excluidos puedan acceder a una educación.
“Scholas es una réplica global de la ‘Escuela de Vecinos’ que se originó con Bergoglio como arzobispo de Buenos Aires”, explica Del Corral y profundiza: “Era un proyecto que integraba estudiantes de escuelas públicas, privadas y confesionales para educarlos como ciudadanos en el compromiso por el bien común”.
Hasta allí viajaron también para aportar su experiencia el padre Guillermo Marcó, el rabino Daniel Goldman y el dirigente islámico Omar Abboud, cofundadores del Instituto de Diálogo de Buenos Aires, quienes desde su testimonio hicieron palpables el mensaje que el Papa Francisco envió a la apertura del encuentro: “La religión puede reunirnos y enseñarnos a crear lazos de amistad”.
El último día Francisco saludó por videoconferencia a todos los participantes y los llamó a hacer realidad la cultura del encuentro. “Quiero celebrar estos días vividos allí en Jerusalén –dijo-, porque ustedes mismos, desde sus diferencias, lograron unidad. No se los enseñó nadie. Lo vivieron. Ustedes se animaron a mirarse a los ojos, se animaron a desnudar la mirada y esto es imprescindible para que se produzca un encuentro. En la desnudez de la mirada no hay respuestas, hay apertura”.
Pero el Papa también advirtió sobre el peligro de discriminar al diferente: “Podemos unirnos valorando la diversidad de culturas para alcanzar, no la uniformidad, sino la armonía, y ¡cuánto necesita este mundo tan atomizado! Este mundo -advirtió- que le teme al diferente, que a partir de ese temor a veces construye muros que terminan haciendo realidad la peor pesadilla que es vivir como enemigos”.
Para concluir la ceremonia se plantó un olivo por la paz en el mismo Instituto Truman. Un rito que remite al retoño plantado en 2000 en la Plaza de Mayo, como signo de fe y esperanza, impulsado por el entonces cardenal Bergoglio con las comunidades judía y musulmana. Y que Scholas adoptó en todas sus iniciativas para simbolizar la convivencia de las diversas religiones del mundo.