Por: Firas Elsayer (Centro Islamico de la Rep Arg)
Dios se dirige al Profeta Muhammad en el Corán en relación a “aquellos que han roto la unidad de su fe y formaron sectas”, y dice: “Tú no eres responsable de quienes dividieron su religión y formaron sectas. Alá se hará cargo de ellos, y Él les informará de lo que hacían.” (6: 159)
Este versículo expresa una condena a toda clase de sectarismo que surja de la intolerancia de las personas y de sus declaraciones en donde dicen ser “los únicos y verdaderos exponentes” de las divinas enseñanzas. “De haberlo deseado tu Señor, hubiera hecho de la humanidad una comunidad única [en creencias], pero no dejarán de discrepar, a excepción de aquellos a los que Dios tenga misericordia...” (Corán11:118-119)
Si la misericordia de Dios pone fin a las discrepancias en la humanidad, ¿cómo es posible entonces que las disputas representen una misericordia? En el versículo siguiente y otros similares, Alá ordena la unidad y el acuerdo: “Sujetaos con firmeza, juntos, a la cuerda de Dios, y no os dividáis. Y recordad la gracia de Dios sobre vosotros, que cuando erais enemigos puso amor entre vuestros corazones, y os convertisteis, por Su gracia, en hermanos...” (3:103)
Después de la abominación que implica la asociación de otros en la adoración a Dios, no hay nada más repugnante para las enseñanzas del Islam que la discordia en la comunidad. Los mandamientos de Dios y Su Profeta son muy claros en el llamado a la unidad y a la solidaridad entre los creyentes. La reconciliación de sus corazones y la preparación de sus esfuerzos para una sola causa.
El Profeta advirtió a sus compañeros sobre los riesgos que trae el desacuerdo, entendió que la supervivencia de sus seguidores dependía de la armonía y del afecto mutuo entre los creyentes, cuyos corazones se han unido debido a su amor a Dios. De esta manera, el Profeta advirtió en reiteradas ocasiones que no debían dar lugar a la discordia, y luego dijo: “No participen en desacuerdos que puedan producir discordia en sus corazones.”
Los compañeros del Profeta nos enseñaron:
1. Intentaban evitar la discordia:
Los sahaba evitaban los desacuerdos. No le daban importancia a cuestiones insignificantes, pero sí se adentraron en los temas que ocasionaban controversia relacionados con la guía del Profeta.
2. Valoraban la unidad:
Consideraban que la hermandad del Islam era uno de los principios más importantes de la religión, sin la cual, sería casi imposible promulgarlo. Esto trascendía las diferencias de opinión y los acuerdos sobre cuestiones abiertas a diferentes interpretaciones.
3. Enmarcaban la discusión:
Los pilares de la fe y del Islam no estaban sujetos a discusión. Las diferencias de opinión se limitaban sólo a cuestiones de legislación (fiqh).
4. Mostraban la metodología saludable para la resolución:
Si las diferencias se suscitaban a pesar de los intentos por evitarlas, recurrían rápidamente al Corán o al Profeta para afrontar la cuestión en disputa.
5. La educación durante el debate:
Se adherían con determinación a las normas de comportamiento islámicas. Analizaban las diferentes cuestiones de una manera respetuosa y amigable, evitando el uso de un lenguaje agresivo o insultante, y escuchaban positivamente al otro.
6. La firmeza en el argumento, pero la misericordia con la persona:
Esto garantizaba la preservación del respeto para con los colegas musulmanes que discrepaban y además, mantenía el fanatismo y la intolerancia alejados.
7. La autoevaluación:
El compromiso con una conciencia de Dios y la evasión de los deseos personales, convertía a la búsqueda de la verdad en el objetivo principal; no era importante que la verdad fuera dicha por uno o por otro. Lo importante era alcanzar la verdad.
8. Combatían su ego:
Rechazaban la hipocresía y la adulación, y hacían todo lo que estaba a su alcance por investigar cada asunto objetivamente.
9. La humildad:
los compañeros del Profeta y los sabios admitían sus errores sin resentimiento ni vergüenza. Ninguno se sobrevaloraba ni desacreditaba la habilidad o los derechos de su hermano musulmán.
10. El respeto:
Cuando las diferencias de opinión eran inevitables debido a ciertas circunstancias, como pruebas que estaban disponibles para algunas personas y no para otras, o divergencias en la compresión de un texto o una expresión, mostraban respeto y tenían misericordia.