Por: María Montero
Generalmente cuando se habla de los colegios de gestión privada se los vincula con la atención de los alumnos de las familias más acomodadas. Suele pasarse por alto -muchas veces por simple desconocimiento-, que muchas escuelas de la Iglesia Católica (como de otras confesiones religiosas), especialmente las llamadas parroquiales, atienden a vastos sectores populares. Se trata de escuelas que, a la par de que cumplen una gran función social, promueven con especial énfasis los valores y los lazos familiares. Precisamente, estas características fueron valoradas recientemente por el ministro de Educación de la Nación, Alberto Sileoni, en declaraciones a la prensa.
En el caso de la ciudad de Buenos Aires, la ubicación de las escuelas del arzobispado porteño habla a las claras de su perfil social: La mayoría está ubicada en las zonas más populosas, sea en el sur, sea junto a la avenida General Paz, o incluso dentro de villas de emergencia. Además de que el énfasis en los valores y la familia tiene una gran incidencia a la hora en que los padres eligen el colegio para sus hijos.
“Hay algo esencial en estas escuelas que pocas veces se encuentra, que es el sentido de vivir en comunidad, el compartir, el saber y aprender a valorar al otro tal cual, que es imprescindible para vivir en sociedad“, dice la familia Vidal, del Instituto Sacratísimo Corazón de Jesús, de Villa Luro. La mamá de un alumno de 5º año del Instituto Santa Clara, de Bajo Flores, agrega: “Nosotros valoramos mucho la calidad académica y humana de los docentes y María Montero Especial para Clarín las autoridades, sobre todo el respeto y el amor que se le da a los alumnos”.
Este perfil de las escuelas parroquiales hizo que muchas de ellas surgieran de las iniciativas de los vecinos junto con el trabajo de la parroquia. De hecho, entre 1997 y 2012, las escuelas parroquiales del arzobispado porteño pasaron de 44 a 66.
Más aún: el aumento de alumnos de los colegios parroquiales subió fuerte en los últimos años. Datos oficiales revelan que en 2010 sumaban 38.500, un 80 % más que en 1997. Desde entonces, cada escuela cuenta hoy, en promedio, con 100 alumnos más Estudios independientes muestran que entre 2003 y 2009 el incremento de la asistencia de los sectores con menor ingreso a escuelas privadas se duplicó, pasando del 20 % al 40%. Las escuelas de la Iglesia están respondiendo con eficacia a esta realidad.