ISLAM - AUTOR: Ismail Buyukçelebi

El ayuno en el mes de Ramadán

Es obligatorio para todo hombre musulmán sano, adulto y mentalmente capaz y que no esté viajando. Comienza al amanecer hasta la caída del sol.
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El tercer pilar del Islam es el ayuno del mes de Ramadán, durante el cual los musulmanes se abstienen de comer, beber y de tener relaciones sexuales o satisfacción similar desde el amanecer hasta la caída del sol. Concerniente a la orden de ayunar, el Corán declara:
El mes de Ramadán (es el mes) en el cual se hizo descender el Corán como guía para la humanidad y como verdades claras de la Guía y el Criterio (entre la verdad y la falsedad). Por lo tanto, quien de vosotros presencie este mes, que lo observe, y quien se encuentre tan enfermo que no pueda ayunar o se halle de viaje (que observe) el mismo número de días. Dios quiere lo fácil para vosotros, y no quiere la dificultad para vosotros, de modo que podáis completar el número de días requeridos, y ensalzar a Dios por haberos guiado, y tal vez así seáis agradecidos (a Él como es debido). (2:185)
Existen dos tipos de ayuno: obligatorio y voluntario. Los ayunos obligatorios pueden ser subdivididos en el ayuno del mes de Ramadán, el ayuno de la expiación y el ayuno del cumplimiento de un voto. Ramadán es el noveno mes del calendario lunar islámico. Un mes lunar tiene aproximadamente 29,5 
días, lo cual es el tiempo que tarda la Luna en girar alrededor de la Tierra. Ya que un mes lunar es, en promedio, un día más corto que el mes solar, un año lunar tiene entre 10 y 12 días menos que un año solar. Por lo tanto, el mes de Ramadán comienza entre 10 y 12 días antes cada año por lo que se desplaza entre las estaciones del año y por esta razón provee de iguales condiciones a la gente que vive en diferentes lugares.
De acuerdo con el Corán, las horas para ayunar son las siguientes: Y (se os permitira) comer y beber hasta que discernáis la franja blanquecina de la aurora en contraste con la oscuridad de la noche; y entonces observad el ayuno hasta que caiga la noche (2:187). Así que, el ayuno debe comenzar con
los primeros rayos de luz del amanecer (entre 1 hora y media, 2 horas antes de la salida del Sol, dependiendo de la estación del año), y prolongándose hasta el ocaso (el  comienzo de la noche).
El ayuno de Ramadán termina cuando la Luna nueva del siguiente mes (Shawwal) es observada. La mayoría de los juristas sostienen que dicha Luna nueva debe ser vista por al menos dos testigos que se consideren entre los justos. Todos los eruditos están de acuerdo en que el ayuno es obligatorio
para todo hombre musulmán sano, adulto y mentalmente capaz y que no esté viajando. Las mujeres con menstruación o sangrado posparto no pueden ayunar. Del mismo modo, los siguientes grupos de personas no deben ayunar: aquellos que tienen problemas mentales, los menores y los viajeros; las mujeres embarazadas que puedan temer que el ayuno afectará a su bebé aún no nacido; los ancianos y los enfermos que piensen que el ayuno les puede perjudicar y aquellos que trabajan en circunstancias severas o que sufren de tal hambre y sed que teman que al ayuno pueda dar como resultado la muerte. 
La gente que está (no de forma crónica) enferma y los viajeros pueden interrumpir su ayuno durante Ramadán, pero deben compensar los días perdidos.
Los que son demasiado viejos como para ayunar, así como los que están crónicamente enfermos, tienen permitido finalizar su ayuno ya que éste sería demasiado complicado para ellos. No obstante, deben alimentar a una persona pobre por cada día que ellos no ayunen.
El ayuno, un tipo de devoción con el fin de acercarnos a Dios, fue ordenado para purificar el alma y entrenarla en las acciones de bien. 
Aquellos que están ayunando deben evitar cualquier acto que pueda cancelar los beneficios de su ayuno de modo que su ayuno pueda incrementar su conciencia personal de Dios y su piedad. Ayunar es mucho más que sólo dejar de comer y beber, también significa evitar todo lo que Dios ha prohibido. El Mensajero dijo: «Ayunar no es sólo (una abstención) de comer y de beber, sino que también es alejarse del discurso vano y del lenguaje vil. Si uno de Nosotros está siendo maldecido o molestado, deben decir: “Estoy ayunando,
estoy ayunando”». Ayunar reduce nuestros deseos. Ejercita a una persona en la moderación de sí mismo. Dicha persona se acostumbra a controlase a sí  mismo. Si se puede renunciar a lo que es normalmente legítimo, debemos ser capaces de abandonar lo que es siempre ilegítimo. La abstinencia modifica nuestro centro de atención, trasladándolo desde las necesidades corporales hasta las necesidades espirituales. Esta orientación es completada en el Ramadán al abstenernos para invertir más tiempo en leer el Corán y realizar oraciones supererogatorias. Para que el ayuno sea recompensado, además  De renunciar a los alimentos y bebidas también debe ir acompañado de un abandono de los actos ilegítimos. * Resumido de El Islam como un modo de  vida, “The Light, Inc., 2006”