Se habla mucho en estos días sobre la intolerancia que tiene el Islam por las otras religiones en el mundo. Algunos opinan que el Islam ordena a los musulmanes luchar contra el mundo hasta que todos se conviertan en musulmanes, creando sentimientos de rencor sin saber realmente lo que dice la religión respecto a ello, y menos aún sobre la existencia, historia y derechos de los no-musulmanes en un país islámico.
Estas relaciones entre musulmanes y personas de otras creencias fueron el resultado directo de las enseñanzas de la religión del Islam, una de las cuales predica que la gente de otras religiones es libre de practicar su propia fe, sólo aceptando por su propia voluntad la guía ofrecida por el Islam. Dice Dios en el Corán: “No hay coacción en asuntos de fe…” (Corán 2:256).
El Islam no sólo demanda su libertad en la práctica religiosa, sino también que deben ser tratados con justicia como cualquier otro ser humano sea musulmán o no. Advirtiendo contra cualquier abuso hacia los no-musulmanes en una sociedad islámica, el Profeta Muhammad declaró: “¡Tengan cuidado! Quien es cruel y
duro con una minoría no- musulmana, restringiendo sus derechos, cargando a estas gentes con más de lo que pueden soportar, o tomando cualquier cosa de ellos en contra de su voluntad, yo (el Profeta Muhammad) reclamaré en contra de esa persona el Día del Juicio” (Registro Abu Dawud).
En cuanto a la residencia dentro de una sociedad musulmana, los no-musulmanes son clasificados en tres tipos, teniendo derechos múltiples.
Entre los más destacados, está el derecho a conservar la dignidad humana; el derecho a la libre creencia; el derecho a compartir con su legislación; derecho a una justicia equitativa.
También se destacan especialmente los derechos a conservar sus bienes y su honor; el derecho a la protección en contra de la agresión; el derecho al buen trato; el derecho a la seguridad y la solidaridad social.
Para entender estos y otros derechos es necesario profundizar en la comprensión de la relación entre musulmanes y gentes de otras creencias religiosas en una sociedad islámica.
Los juristas musulmanes utilizan el término “Gente del Pacto y la Protección” (en árabe dimmi o Ahlul-Dimma) para referirse a los residentes no-musulmanes.
En lengua árabe, la palabra dimma dignifica un tratado de protección para los no-musulmanes que viven en un territorio musulmán, que deberán estar protegidos bajo la alianza extendida a ellos por el Profeta Muhammad y los musulmanes.
Los no-musulmanes tienen protección garantizada en la sociedad musulmana debido a que Dios El Altísimo, así lo afirma en el generoso Corán y la Tradición del Profeta Muhammad (Sunnah), a través de normas claras y específicas que se mencionan explicitamente en la Ley Islámica.
Esta protección no está limitada a un término de tiempo específico, ni a un gobernante.
El Califa Abu Bakr as-Siddiq redactó el siguiente mensaje a los no-musulmanes de Nayran, una zona del actual Yemen: “En el Nombre de Dios, el Clemente, el más Misericordioso. Esta es la declaración escrita por el siervo de Dios, Abu Bakr, el sucesor del Profeta Muhammad, el Enviado y Mensajero de Dios con la gente de Nayran: Les pongo bajo mi protección derivada de la protección de Allah y la de Muhammad Su Profeta:
protejo sus vidas, sus tierras, sus creencias, sus bienes, su comunidad religiosa, sus cultos, las personas presentes y ausentes, sus obispos, sus monjes, sus templos, su propiedad, sin que sufran perdidas ni obstáculos” (no serán privados de nada y tendrán control de ello).