Por: Sergio Rubin
Usted preside una comisión que estudia formas de recaudación que le permitan a la Iglesia efectivizar la anunciada en 2018 “renuncia gradual” al aporte del Estado...
-Lo que estamos transitando es un camino de reforma económica que va más allá de la renuncia a los aportes del Estado, que son valores poco significativos. El año pasado fueron 146 millones de pesos. Pero si es importante transitarlo para poder profundizar en el criterio y su aplicación de que somos los fieles los que sostenemos la misión evangelizadora de la Iglesia. Y también todos aquellos que valoran la obra de la Iglesia y quieren hacer contribuir más allá de que no participen regularmente.
-En la encuesta que encargaron surge que mucha gente cree que a la Iglesia la solventa el Estado o El Vaticano y que, por tanto, no necesita del aporte de los fieles.
-Siempre en torno al dinero se elaboran creencias, mitos. Pero la culpa no es de la gente. El desafío es informar bien para que se tenga claro de dónde provienen nuestros fondos, cuáles son nuestras necesidades económicas y qué hacemos con ellos.
-El sondeo también muestra que la imagen de la Iglesia cayó un poco y que no pocos creen que con su labor se beneficia sobre todo el clero…
-Cuando alguien tiene una mala percepción, una imagen negativa de uno, lo que debo hacer es revisarme, ver en lo que puedo mejorar. Y me parece que lo bueno que arroja la encuesta es que debemos poner en acto lo que el Papa Francisco nos pide en la carta “La alegría del Evangelio”, que es una reforma misional en la Iglesia. Salir para estar presentes, cercanos ante las demandas de la gente. Un dato importante es que para el 66 % de los argentinos el sentido de las religiones es darle un significado a la vida en este mundo. Qué importante es entonces estar cerca para poder dar respuesta a las preguntas, poder hacer el anuncio del Evangelio, que es la misericordia de Dios, que es lo que da sentido a nuestra vida.
-De todas formas, es buena la imagen de Cáritas y de los colegios y universidades católicas. ¿Hay allí una potencialidad para conseguir más fondos?
-Esto también va unido a la imagen positiva de las comunidades parroquiales. Eso significa que, cuando podemos tener una vinculación, la confianza se genera gracias a esa cercanía. El desafío para el desarrollo de donantes y para el sostenimiento de la misión es justamente estar cercanos, presentar lo que se hace, mostrar la manera de acceder a la donación, ser transparentes y rendir cuentas. Es el camino para construir credibilidad.
-La asistencia semanal al templo es baja. ¿El desafío es llegar a la gente que no va asiduamente?
-Sí, hoy hay una nuevas parroquias que son las que están en el mundo digital. Hay que estar presentes allí para contactarse con toda esa gente que puede acceder al Evangelio a través de esos medios y ojala en algún momento pueda acercarse a la parroquia. Vamos a implementar una página web para poder donar fácilmente a la Iglesia argentina, a su diócesis o a su parroquia. Y que se pueda hacer a través del celular.
-¿No hay plazo para la renuncia al aporte del Estado?
-Es un proceso gradual y a medida que vayamos desarrollando los recursos haremos efectiva esa renuncia.