Por: Norma Kraselnik
Seguramente escucharon hablar sobre los Rollos del Mar Muerto. El hallazgo de esos antiguos textos, en el año 1947, permitió poseer los pergaminos originales más antiguos de la Biblia Hebrea junto con otros escritos desconocidos que nos ayudan a comprender mejor la época del Segundo Templo de Jerusalén y los inicios del cristianismo.
El inmenso valor de este hallazgo arqueológico ha incentivado nuevas expediciones. En el año 1961, en la naciente de la corriente de un río llamado Hever, un voluntario de la expedición que dirigía el profesor Yigal Yadín pisó una piedra tambaleante en las profundidades de una cueva. Al moverla, descubrieron un atado de papiros que resultaron ser documentos personales de una mujer judía, llamada Babatha, que vivió en el siglo II d.C. El gran número de manuscritos y cartas hallados ameritó que a la cueva se la llamara desde entonces, la “Cueva de las Cartas”. A partir de la lectura de estos textos sale a la luz la historia apasionante de una mujer residente en esa zona y las circunstancias sociales, políticas y culturales que la atravesaron.
Hacia finales del siglo I d.C, Simón, el padre de Babatha, se estableció en la ciudad de Maoza, en el extremo sur del Mar Muerto. Allí nació ella, alrededor del año 104. En el año 106 Trajano conquistó esa región y la convirtió en una provincia romana. Simón falleció y dejó a su esposa, un huerto de palmeras de dátiles del que pronto se haría cargo Babatha, al morir su madre. Casada con un muchacho de su ciudad, quedó viuda al poco tiempo, con un niño pequeño a quien cuidar y una nueva propiedad en Maoza, heredada esta vez, de su marido.
Babatha contrajo nupcias por segunda vez, con Judá, que ya estaba casado con otra mujer, Miriam, y con quien había tenido hijos e hijas. Judá también se dedicaba al cultivo de dátiles en la localidad de En- Gedi. Él murió alrededor del año 130, quedando Babatha viuda por segunda vez.
En el archivo se encontró: un contrato de matrimonio, documentos de compra-venta, una petición al gobernador, y el reclamo de las tierras de Judá. Este último documento evidencia un préstamo de 300 dinares que ella le hizo a su marido para la dote de su hija, pero dado que falleció sin poder saldar la deuda, Babatha realiza un reclamo judicial contra Miriam, para recuperar las tierras de Judá como resarcimiento de la deuda. Posiblemente Babatha se encontraba en En-Gedi reclamando esas tierras cuando estalló la revuelta de los judíos contra el Imperio romano en el año 132 de la que quizás, haya sido parte. Y probablemente haya muerto escondida allí, en la Cueva de las Cartas, cuando una de las legiones romanas pasó a reprimir la rebelión. El archivo encontrado en la cueva no solo ha dejado registro de la vida personal de Babatha, sino que también refleja el lugar que ocupó en la vida pública y nos brinda una nueva arista de la época con el protagonismo de una mujer que se maneja independiente, defendiendo sus derechos.