El legado de Micaela García

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- Por Santiago Fraga (Sec. ejecutivo, Vicaría de Educación -

Pidieron que a su velatorio no se llevaran flores. Honrarla así no parecía rendirle respeto suficiente. En lugar de flores, familiares y amigos eligieron hacer una campaña solidaria.

Tanta era la fuerza de testimonio de esta joven estudiante de profesorado que prefirieron despedirla de este modo. Y tanto era el dolor que el velatorio de Micaela García tuvo que realizarse en un estadio cerrado entrerriano para que entraran todos.

Sus padres sueñan con construir, aún estremecidos por la imposible realidad que enfrentan. Ellos, también docentes de oficio y vocación, nos dejan una enseñanza que graba a fuego: queremos justicia, no venganza. Su hija fue asesinada por ese enemigo con el que peleó cada día: la injusticia. Existe un asesino responsable, pero también lo es un sistema que falla en proteger a las víctimas. La respuesta fácil sería esperable en el momento doloroso. En lugar de esto, el padre dice: “Vamos a vivir para tratar de lograr una sociedad más justa, como pretendía Micaela”.

¿Cuánto hemos perdido como sociedad en esta violencia? Difícil saberlo. Pienso en los miles de chicos a los que, a través de su labor docente, Micaela habría ayudado. orientado y enseñado. Pienso en el comedor comunitario en Villa Mandarina al que iba todos los sábados para brindar apoyo escolar y coordinar actividades recreativas.
Ojalá podamos aprender de su legado y del de miles de jóvenes que cada día salen al encuentro de los más necesitados con ayuda escolar, pintando paredes o aportando sus conocimientos para que otros puedan tener una oportunidad.