VALORES RELIGIOSOS Y EL ARZOBISPADO ORGANIZARON EL PREESTRENO DE “DE DIOSES Y HOMBRES”

El martirio en pantalla gigante

Numerosos invitados se conmovieron con la película ganadora del Premio del Jurado del Festival de Cannes 2010 que narra la vida de unos monjes en Argelia, secuestrados y asesinados en 1996.
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Viene de ganar el Gran Premio del Jurado en el Fest ival de Cannes 2010. Fue nominada a 11 premios Cesar y ahora busca ser la elegida como mejor película extranjera en los Premios OscarD. e dioses y hombres, del francés Xavier Beauvois, se presentó en la Argentina y conmovió por su historia y su expresión artística.
El preestreno, organizado por Valores Religiosos y la comisión de Cultura del arzobispado de Buenos Aires, convocó en el Cinemark de Palermo a figuras del mundo religioso, cultural y social, que coincidieron en expresar su asombro por lo logrado del filme, sobre todo en éstos tiempos de poca valoración de lo religioso.
Así coincidieron, entre otros invitados, el abogado Juan Navarro Floria, presidente del Consejo Argentino para la libertad religiosa (CALIR); el dirigente sindical Luis cejas, del gremio de viajantes; Lucía de Pascual, del Departamento de laicos del Episcopado; Eduardo Faroppa, de la Editorial Lumen e integrantes de la comisión Justicia y Paz del Episcopado.
La película cuenta, a grandes rasgos, la vida de los monjes cistercienses de la Argelia de 1993 hasta su secuestro en 1996. Y explora los últimos meses de esta pequeña comunidad cristiana, asentada en medio de una población musulmana. Logra capturar el espíritu de las relaciones entre ellos y el pueblo, y el dilema de los monjes entre quedarse o irse, luego de que los guerrilleros ordenan salir del país a todos los extranjeros.
“Es una película admirable desde todo punto de vista -opinó el Padre Nicolás Sundblad, a cargo de la comisión de Cultura del arzobispado porteño-, desde cómo fue filmada hasta cómo transcribe los sentimientos de esa comunidad. Además, la inculturación de los monjes, identificados con el pueblo islámico, se refleja enormemente en la película”. 
Pascual, a su vez, consideró que “sería aleccionador” que vieran la película quienes ”todavía hoy, abrazados a algún tipo de fanatismo, persiguen a creyentes de la religión que sea”. Y subrayó que los monjes “viven con santidad su vida diaria y reflejan que en cualquier circunstancia vale la pena morir por Cristo”. La desaparición de los monjes afectó profundamente a la comunidad religiosa, gobiernos y opinión pública internacional. Desde 2003 el caso está en los tribunales franceses. La identidad de los asesinos y las circunstancias  exactas de su muerte siguen siendo un misterio que espera ser, finalmente, develado.