Tzvi bar Itzjak
El próximo 24 y 25 de mayo, el pueblo judío celebra la festividad de Shavuot. Posiblemente este festejo sea la que contiene dentro de sí el mensaje más impactante de la historia de la humanidad, pero también resulta ser una de las conmemoraciones que más desapercibida pasa en el tránsito del calendario anual.
La Biblia en el capítulo XX del libro de Éxodo, registra y nos indica que en esta fecha, el pueblo he- breo, en su paso por el monte Sinaí recibió los Diez Mandamientos. Este acontecimiento se afianza en la conciencia de los hombres como uno de los instantes míticos más eminentes. Asimismo, este breve texto resulta una suerte de preámbulo en la Constitución del pueblo judío (que es la Torá), ya que representa la síntesis de la revelación en referencia a una construcción ética, en la que se reconoce la magnitud de la dimensión divina y el compromiso social que cada uno de nosotros debe asumir con su prójimo.
El “honrarás a tu padre y a tu madre”, el “no matarás” y el “no robarás” son los mayores ejemplos y a su vez los más serios y simples paradigmas que hacen a nuestra propia trascendencia, que representan en definitiva el reconocimiento del lugar que Dios debe ocupar en nuestra vida.
Como historia simpática, cuenta la tradición rabínica que frente al monte Sinaí, espacio de la revelación, la gente permaneció despierta la noche previa al magno acontecimiento. Pero que conjunta- mente el entusiasmo produjo un cansancio tal que todos se queda- ron dormidos a la mañana, razón por la cual fue compleja la recepción de los Mandamientos.
Con el objeto de reparar el error, y como preparativo profundo para poder recibir semejante legado, existe una hermosa usanza de permanecer estudiando la Torá toda la noche entera. Esta costumbre se denomina “tikún” que significa “reparación”. ¡Reparar estudiando condensa una bella metáfora!
Es también otra costumbre de la fecha, consumir queso y productos lácteos. Probablemente se relacione con el hecho de que es verano en el hemisferio boreal y hace calor. Pero una leyenda encantadora dice que la Torá es para Israel como la leche que una madre brinda para amamantar a su hijo. Que ten- gamos una fiesta con estudio y alegría.