El museo de Villa Domínguez, en el corazón del país

Por: Daniel Goldman

Los “gauchos judíos”. A 415 km de Buenos Aires, se los encuentra en las emblemáticas colonias entrerrianas.
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Hace pocos días, con un grupo de gente querida de mi congregación visitamos algunas de las emblemáticas colonias judías de la provincia de Entre Rios. Se trata de un dulce recorrido por nuestra propia historia, tan argentina por ser judía y tan judía por ser argentina.

Las memorias de estos páramos se retrotraen a fines del siglo XIX, cuando los inmigrantes provenientes de la Europa Oriental, hambrientos y perseguidos en los pogromos, arribaron a través de los planes promovidos por Mauricio de Hirsch, quien había creado una organización que tenía como objeto establecer comunas agrícolas, que fueron adaptándose a las condiciones especiales de la zona. En ellas, cada familia recibía un lote de tierra a trabajar, y en la que intercalaban a la horticultura, la cría de ganado y la apicultura. Cuando se llega a las colonias, los visitantes pueden encontrar a los famosos “gauchos judíos”, quienes mantienen con amor y esfuerzo las tradiciones legadas por sus padres y abuelos. El aroma de las comidas típicas, servidas en las instalaciones comunitarias que funcionan simultáneamente como escuelas-sinagogas-sala de reunión, crea una atmósfera de encanto místico. Ahora, el viaje carece de sentido si uno no se permite conocer a Osvaldo Quiroga. ¿Quién es este entrañable personaje? El fundador/director/alma mater del Museo Judío de Villa Domínguez.

Emplazado en lo que era una de las farmacias del pueblo y fundado en 1985, rescata el rico testimonio material y documental de los poblados judíos de la provincia y de las instituciones señeras del pueblo. Quiroga, un hombre de contextura pequeña, genera un gran afecto cuando toma la palabra, haciendo revivir cada documento que clasifica, con explicaciones didácticas, conocimiento académico, y anécdotas de un universo de trabajo y sueños.

La modesta farmacia se nutre de fotografías, pinturas, candelabros y car- tas que exhiben la variedad de actividades culturales sociales y religiosas que se desarrollaban en estos lares. En su exposición, Osvaldo Quiroga destaca la noble figura del doctor Noé Yarcho, quien fuera el primer médico de la zona. Yarcho, a quien lo reconocían como “el médico de almas”, fue un hombre dotado de una innata bondad y compromiso para con su vocación. Quiroga añade que este médico entendió a la perfección que los males que aquejaban a hombres y mujeres de las colonias tenían una honda raíz psicológica, derivada del desarraigo y la incertidumbre. Habiendo desarrollado una gran sensibilidad en la escucha, podía aconsejar y brindar algún remedio que justificara la consulta pero que no siempre era necesario. Noé Yarcho, junto con algunos otros, fueron los pioneros del gran sistema cooperativo argentino, ejemplo para el mundo.

Villa Domínguez integra el “Circuito Histórico”, que incluye también a Basavilbaso, Villa Clara, Villaguay (cabecera departamental), San Gregorio, Carmel e Ingeniero Sajaroff. Todo a 415 km de Buenos Aires. A veces viajamos tan lejos, y resulta que nuestras raíces se encuentran más cerca de lo que creemos.