En lo que se interpretó como una respuesta a los cuestionamientos a su pontificado de dos cardenales y del secretario de Benedicto XVI que trascendieron en los últimos días, el Papa Francisco advirtió que “todos, incluso los pastores de la Iglesia, estamos bajo la autoridad de la Palabra de Dios, no bajo nuestros gustos, tendencias o preferencias”.
Fue en la la celebración por la Jornada de la Palabra dedicada a resaltar la importancia de las Sagradas Escrituras que Francisco instituyó en 2019 y en la que consideró que sería una "maldición" una Iglesia "de corazón estrecho" cerrada a la gente y dispersa "en tantas actividades secundarias o en tantas discusiones secundarias". ..
"Si la salvación está destinada a todos, incluso a los más lejanos y perdidos, entonces el anuncio de la Palabra debe ser la principal urgencia de la comunidad eclesial. Que no nos suceda profesar la fe en un Dios de corazón ancho y ser una Iglesia de corazón estrecho; Esto sería, me permito decirlo, una maldición", advirtió Francisco.
En su homilía, el pontífice argentino defendió que la Palabra de Dios "no está destinada solo a los justos sino a todos" y emplazó a su Iglesia a "abrirse a las personas".
"Quiere llegar a los lejanos, quiere sanar a los enfermos, quiere salvar a los pecadores, quiere reunir a las ovejas perdidas y levantar a los que tienen el corazón cansado y agobiado (...) No olvidemos esto, la misericordia de Dios es para todos", sostuvo.
Por eso, en esta jornada dedicada a la propagación de la fe, llamó a la Iglesia a hacerlo en "las situaciones de cada día", sobre todo entre quienes están "perdidos, se sienten oprimidos o desanimados".
Francisco también lanzó un mensaje de unidad en un momento en el que las tensiones entre las corrientes dentro del Vaticano se han hecho más evidentes, especialmente a raíz de la muerte del papa emérito Benedicto XVI, referente del sector más conservador.
Entre ellas, se conoció una reflexión póstuma del cardenal George Pell en la que objeta la promoción del diálogo interno que promueve Francisco con su propuesta de una Iglesia sinodal y el cardenal Gerhard Müller por la apertura que impulsa el pontífice argentino.
El Papa argentino sostuvo que el Concilio Vaticano II mostró un camino: "Todos, incluso los pastores de la Iglesia, estamos bajo la autoridad de la Palabra de Dios".
"No bajo nuestros propios gustos, tendencias y preferencias, sino bajo la única Palabra de Dios que nos moldea, nos convierte y nos pide estar unidos en la única Iglesia de Cristo", avisó Francisco.
Tras la homilía, el Papa confirió a tres personas el ministerio del lectorado e instituyó a otras siete como ministros catequistas. A los primeros les entregó una Biblia a cada uno; a los segundos, un crucifijo. Entre ellas, la mexicana Olga Carcur.
Fuente: Agencias