Francisco se dirigió este sábado a los miembros de Terna, una empresa italiana de transmisión eléctrica, que el Santo Padre describe como “uno de los actores más importantes de la vida económica y social de Italia y de Europa”. “Ustedes son operadores del bien común”, los elogió el Papa, y agregó: “el bien de todos y de cada uno”.
Luego criticó el dar por sentado el encendido de las luces, sin pensar en el trabajo de tantas personas que lo hacen posible. "¡No nos olvidemos de los muertos en el trabajo en las infraestructuras energéticas y asegurémonos de que no haya más!", imploró.
Comprometerse con un futuro mejor
El sucesor de Pedro pasó a destacar luego el compromiso de Terna con un futuro impulsado por energía limpia: "Hay mucha energía sucia en nuestro planeta, sucia debido a demasiadas fuentes fósiles y no renovables; pero también sucia por la injusticia, por las guerras que nacen y alimentan el hambre de energía; la energía ensuciada por relaciones laborales injustas, por la concentración de enormes beneficios en pocas manos, por ritmos de trabajo insostenibles que contaminan las relaciones comerciales y el alma de las personas”, planteó.
En ese sentido, consideró: "La buena energía no es sólo una cuestión tecnológica, la producción y el consumo deben ser cada vez más justos e inclusivos”. Sin embargo, reconoció que la inclusión energética y la democracia energética son un desafío con múltiples dimensiones.
“No se puede ser ciudadano soberano si se sigue siendo sujeto energético”, observó, añadiendo que es por ello que la “difusión de las comunidades energéticas merece ser apoyada y alentada”.
Transparencia en el sector
Francisco también felicitó a todos los presentes porque “vosotros apostáis por la transparencia”. Elogió el “Comité de Ética” de la empresa, subrayando lo importante que debería ser que cada gran empresa tuviera uno. Hoy, continuó el Papa, se utiliza mucho la palabra “red”. “La red es también una bella metáfora de la cooperación humana y de la reciprocidad, de la relación entre la parte y el todo”, sostuvo.
El obispo de Roma recordó que hace apenas unas décadas Terna trabajaba para llevar luz también a las casas de los pobres, que recibían la llegada de torres y postes que llevaban la electricidad al campo como quien acoge un gran don.
“No es casualidad que, durante las guerras, las primeras infraestructuras afectadas en las ciudades sean las eléctricas, porque esto afecta directamente a la vida de las familias y baja la moral de las personas”, afirmó.
“Queridos amigos”, concluyó, “el trabajo es también amor social, fraternidad civil. Al producir y distribuir energía, se pone en ello la inteligencia, el alma, el corazón, el amor. Debemos recordarlo más y, por lo tanto, agradecer más”, concluyó.
Fuente: RD