MONSEÑOR JORGE LOZANO, ARZOBISPO DE SAN JUAN

El pueblo ve en la Difunda Correa un gesto heroico de amor y cuidado de la vida”

Por: Virginia Bonard

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-¿Cómo fue llegar a San Juan y palpar la fe del pueblo sanjuanino en la Difunta Correa?

-Llegué en noviembre de 2016. De la devoción a la Difunta Correa yo había escuchado hacía mucho tiempo. En 1977 vine a la provincia por primera vez y visité su lugar en la localidad de Vallecito. Me sorprendió la cantidad de regalos –de lo más diversos– que le hacían los devotos, entre los cuales se encontraban personajes nacionales e internacionales. Al venir como obispo pude experimentar de cerca los relatos de los peregrinos, el sentido de la devoción, los modos de organizarse para recorrer los 66 kilómetros desde la ciudad de San Juan, o 35 kilómetros desde Caucete. Está muy arraigada en la cultura religiosa de gente de distintas edades y clases sociales.

-Hay diversas peregrinaciones al santuario...

-Los peregrinos se movilizan de diversas maneras. Cerca de Semana Santa hay una cabalgata con miles de jinetes. También grupos de amigos van en bicicleta, otros a pie o en vehículos. Es común que vayan familias a pasar el día. Colectivos con turistas paran para que la gente rece.

-¿Qué actitud toma la Iglesia ante esta devoción?

-El predio en el cual se ubica la imagen no pertenece a la Iglesia católica. Es administrado por una fundación. En la vereda de enfrente hay una capilla dedicada a Nuestra Señora del Carmen, patrona de la buena muerte. Allí hay misa todos los domingos y el sacerdote que celebra, al concluir, se dedica a bendecir los vehículos que los peregrinos traen para que los protejan. Desde autos 0 km, hasta muy usados, motos, bicicletas… Estas bendiciones suelen durar varias horas. El viernes Santo es el día de mayor concurrencia de peregrinos y la Iglesia organiza un Via Crucis que tiene
una participación multitudinaria. Para esas oportunidades intentamos que vayan sacerdotes para confesar y bendecir.

-¿Qué valores encarna la historia de la Difunta Correa? ¿Por qué piensa que el pueblo cree en ella?

-La historia cuenta que el marido de Deolinda “Difunta” Correa fue llevado a la fuerza a la guerra. Hacía muy poquito que habían tenido un hijo. Un comisario comenzó a querer seducirla. Deolinda quiso permanecer fiel a su esposo y decidió ir a buscarlo con su niño pequeño en brazos. Fatigada por el andar muere en el camina y la encuentran tirada y con su hijo con vida mamando de su pecho. Aparecen valores como la fidelidad matrimonial y el amor a su hijo, enfrentarse al poder sin doblegarse. El pueblo ve en esto un gesto heroíco del cuidado de la vida y la opción por el amor.

-¿Cómo encaja esta devoción ante otras devociones?

-Los peregrinos no tienen ese ese conflicto. Dentro del predio hay también otras ermitas con imágenes de la Virgen María en diversas advocaciones, de San José, San Cayetano y algunos otros santos. Debemos tener en cuenta que todos los devotos son católicos, no hay gente de otras religiones.