Se acerca la Pascua, considerada la Semana Mayor para los cristianos de todo el mundo, en que se recrea
los últimos días de la vida de Jesús, hasta su muerte en la cruz y su resurrección. En la ciudad de Buenos Aires, ya se distinguen en negocios, colegios y parroquias los tradicionales afiches invitando a unirse a las diversas actividades que propone la Arquidiócesis de Buenos Aires que, con el lema “Pascua es Cristo Vivo”, busca recuperare l verdadero sentido de esta fiesta. Entre ellas, una de las más multitudinarias es, sin duda, el Vía Crucis de la Ciudad, que se realiza el Viernes Santo por la Avenida de Mayo, desde la Plaza Lorea hasta la Catedral, y que desde hace diez años convoca a decenas de miles de personas. En diálogo con Valores Religiosos, el Padre Alejandro Russo, rector de la Catedral metropolitana, anticipó que espera que la participación de este año supere los 40.000 fieles.
–¿A qué atribuye el aumento en el número de vecinos que participan?
–Quizás sea porque se va haciendo ya una tradición importante o se experimenta como la recuperación de una vuelta a las raíces devocionales de la Ciudad, aunque tal vez, inconscientemente.
–¿Cómo responde la gente?
–Los testimonios son conmovedores. Ahí vemos a niños, jóvenes, ancianos, matrimonios, personas solas, sanos, enfermos que muchas veces acuden en sillas de rueda, todos expresan su fe y su amor a Jesús. Esto se nota mucho cuando al final del recorrido de las estaciones se realiza la tradicional procesión del Santo Entierro, Donde con la imagen de Jesús yaciente, es decir ya muerto, se recorre el último camino hacia la Catedral y allí la mayoría hace una interminable fila para venerar a Cristo mirando o besando su imagen, ciertamente sabiendo que esa imagen no es Jesús, pero que simboliza todo lo que El hizo por nosotros hasta entregar su propia vida.
–¿Por qué se hace en el centro de la Ciudad? ¿No se superpone con los que se realizan en todas las parroquias?
–Cada parroquia, en los distintos barrios, realiza el suyo y hace con ese acto de devoción lo mismo que se realiza en la Avenida de Mayo, pero el objetivo de hacerlo por esta calle tan emblemática es tratar de acercar la presencia de Jesús en el misterio de su Pasión, al sufrimiento de tantos hombres y mujeres que a diario caminan por ella cargando con la cruz que la vida, en cierta forma, nos pone a todos sobre las espaldas. Y además, devolver a Buenos Aires una de las tradiciones más antiguas desde su fundación colonial, la devoción a la Pasión de Cristo y el clima especialísimo que siempre se vivió durante la Semana Santa, en lo que hoy llamamos microcentro.
–¿Hay necesidad de una mayor espiritualidad en las grandes ciudades?
–Necesidad hay en todos los lados porque es la necesidad de encontrar el sentido de la vida en Dios.