los nuevos profesores de religion

Enseñar a Dios desde lo cotidiano

Por: María Montero

Cada vez más jóvenes siguen el profesorado de Ciencias Sagradas atraídos por el desafío de dar un sentido religioso a las angustias de los adolescentes
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La hora de catequesis se convirtió con el paso de los años prácticamente en el único espacio dentro del colegio donde los estudiantes secundarios pueden hablar de las cosas que realmente les preocupan. La dimensión espiritual y la formación religiosa constituyen un marco dentro del que los jóvenes manifiestan sus angustias y buscan darle un sentido desde la fe. La compleja realidad social que viven -incomunicación entre padres e hijos, familias desintegradas, alcoholismo y drogadicciónrequiere en los docentes de catequesis una formación profesional que les permita traducir el mensaje religioso a las situaciones concretas que viven los chicos. Este desafío cautivó en los últimos años a cientos de jóvenes que se volcaron al profesorado de Ciencias Sagradas por sobre otras disciplinas  más tradicionales. Para Marcos Roca (21), profesor del colegio San Martín  de Tours, “lo fascinante de esta materia es que da una respuesta en contenidos y vivencias a las preguntas más profundas de la vida”. Si bien admite que los jóvenes de hoy tienen su complejidad, no cree en aquellos que hablan de una “juventud perdida”, sino en la necesidad -en su caso como catequistade un replanteo de la forma de transmitir el mensaje religioso. “Por ejemplo, con alumnos de 3º y 4º año damos apoyo escolar a niños de primaria en el servicio social agustiniano del barrio Balvanera”, explica. “En ese espacio no oramos -agrega-, ni hablamos explícitamente de Dios, pero con nuestras acciones estamos encarnando el Evangelio”.
 Diego (32), otro “profe” de religión, a punto de recibirse, coincide en que hoy “no se le puede decir a un chico ‘tenés que creer en Dios porque Dios es amor’ y nada más.Hay que mostrarle que el cambio interior se da desde un  conjunto de valores, como puede ser, por ejemplo, denunciar las injusticias”, asegura.
 Damián (24), de 2º año de la carrera, cree que los jóvenes “van entendiendo que la religión pasó a ser algo más dinámico que sólo leer la Biblia. Que es un encuentro humano donde está Dios -afirma y que permite conocerme, crecer como persona y compartir con amigos”. “Si uno quiere suscitar la fe en el otro -agrega Analía (26), de 3º año del profesorado- no lo puede hacer sólo desde el contenido de una materia, sino desde la propia experiencia de fe y del lugar que le de a esto la institución”. 
Para el profesor José María Del Corral, director del primer profesorado en Ciencias Religiosas de la arquidiócesis de Buenos Aires que funciona en el Instituto Nuestra Señora de las Nieves, es fundamental una formación profesional que los capacite en filosofía, psicología, en nuevas tecnologías y les dé instrumentos para asumir a responsabilidad de la traducción del mensaje religioso a la vida. El profesorado dura 4 años y deben aprobar 67 materias, igual que para una licenciatura de cualquier carrera. “Dada la importancia que le damos a la parte intelectual como a la moral de los futuros profesores -explica Del Corral- tomamos un test psicofísico y les pedimos una recomendación”. 
Otro de los mitos es pensar que los profesores de religión tienen una vida aburrida, casi monacal. “Muchos se sorprenden cuando digo mi profesión porque me ven bastante normal”, dice  Marcos. “Somos como cualquier joven que sale con su novia, se reúne con los amigos a jugar al fútbol y se toma una cerveza”, asegura. 
“Cuando me preguntan porqué elegí ser profesor de Religión -explica- yo digo que simplemente es porque creo que los espacios de catequesis que fueron tan importantes para mí, que me cambiaron e hicieron que sea una persona muy feliz, pueden ayudar a la promoción humana de los jóvenes, que buscan las mismas cosas que yo buscaba no hace tanto tiempo atrás”