Más de un millón de rusos se bañaron este jueves en aguas heladas de lagos, ríos y estanques de Rusia para celebrar el Bautismo de Cristo, una de las festividades más importantes de la Iglesia Ortodoxa, en medio de temperaturas inusualmente elevadas en algunas partes del país para esta época del año.
Según Andréi Pechenin, representante del Ministerio de Emergencias encargado de la navegación de bajo calado, las autoridades rusas calculan que más de 1,58 millones de personas participen en esta celebración a lo largo del día, para lo que se habilitaron 3.321 lugares para el baño.
Muchos de los pozos, abiertos en el hielo, tienen forma de cruz para subrayar el carácter religioso de los baños.
Rusos de las más diversas edades acuden a estos lugares: siguiendo las tradiciones, se sumergen tres veces en el agua helada, persignándose antes de cada zambullida.
Solo en la región de Moscú, unas 100.000 personas ya se sometieron al rito por la noche en 224 lugares instalados para ello, indicó a la agencia oficial RIA Nóvosti la oficina regional del Ministerio de Emergencias.
En la capital, los termómetros mostraban por la noche y durante la mañana de este jueves dos grados sobre cero, cuando lo habitual es una temperatura de entre 10 y 15 grados bajo cero en esta época del año. Esto ha obligado a Emergencias a alertar a los rusos sobre los riesgos vinculados a la ruptura del hielo durante esta ceremonia.
Aunque la mayoría de las regiones rusas se prepararon para la Epifanía, en las provincias ucranianas de Donetsk y Lugansk, anexionadas ilegalmente por Rusia en septiembre pasado, algunas ciudades se abstuvieron debido al peligro de bombardeos.
Los representantes de las localidades de Donetsk, Yasinovata y Gorlovka, anunciaron que este año no celebrarían la Epifanía, mientras que en la localidad de Pervomaisk, en Lugansk, no se llevarían a cabo actividades masivas, aunque sí apoyarían a quienes desearan, a modo individual, darse baños helados.
"Para muchos rusos estos baños son una importante celebración social y religiosa, y consideran que este rito les ayuda a fortalecer el cuerpo, el espíritu y mejorar su salud. Pero debemos recordar que los cánones eclesiásticos no obligan a la gente a sumergirse en el agua helada, y los pecados se limpian con la confesión sincera y el arrepentimiento", recordó Pechenin.
Fuente: EFE