María Antonia de Paz y Figueroa, más conocida como Mama Antula, se convirtió en la primera santa del país en una ceremonia que presidió el Papa Francisco en la basílica de San Pedro y que tuvo la presencia de peregrinos argentinos, familiares de la beata y el presidente de la Nación, Javier Milei.
La canonización de Mama Antula se realizó con la nave central del templo colmada de fieles, siendo la primera vez en los once años de pontificado del papa argentino que una canonización se lleva a cabo dentro de la basílica y no en la plaza de San Pedro. En el Vaticano calcularon la presencia de 5.500 personas en el lugar de la misa, que duró más de una hora y media.
Después de la lectura de la biografía, Mama Antula fue nombrada por primera vez por el Santo Padre, quien la mencionó en latín como “Beatam Mariam Antoniam a Sancto Ioseph de Paz y Figueroa”.
La canonización quedó oficialmente confirmada cuando el Papa, también en latín, la declaró santa y la inscribió en el Catálogo de los Santos, honrándola devotamente entre los santos con estas palabras: “En honor de la Santa e individua Trinidad, para la exaltación de la fe católica y el incremento de la vida cristiana, con la autoridad de nuestro señor Jesucristo, de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo y Nuestra, después de haber reflexionado largamente, invocado muchas veces la ayuda divina y escuchando el parecer de numerosos hermanos en el episcopado, declaramos y definimos Santa la beata María Antonia de San José de Paz y Figueroa y la inscribimos en el Catálogo de los Santos, estableciendo que en toda la Iglesia sea honrada devotamente entre los santos”.
En su homilía, el pontífice recordó el pasaje en el que Jesús tocó y sanó a un leproso, que representa en el mundo actual a los marginados y más vulnerables de la sociedad.
"No pensemos que son solo cosas del pasado ¡Cuántas personas que sufren encontramos en las aceras de nuestras ciudades! ¡Y cuántos miedos, prejuicios e incoherencias, aun entre los que creen y se profesan cristianos, contribuyen a herirlas aún más! También en nuestro tiempo hay tanta marginación, hay barreras que derribar, 'lepras' que sanar", advirtió.
En este sentido, llamó a "tocar" a esas personas que sufren y a no "reducir el mundo en los recintos de nuestro 'estar bien'". "En estos casos tengamos cuidado, porque el diagnóstico es claro: se trata de 'lepra del alma'; una enfermedad que nos hace insensibles al amor, a la compasión, que nos destruye por medio de las 'gangrenas' del egoísmo, del prejuicio, de la indiferencia y de la intolerancia", sostuvo.
El papa recomendó seguir a Jesús "tocando y sanando" esas llagas pero sin "formas grandiosas y espectaculares" sino con "la caridad escondida de cada día", que "vive en la familia, en el trabajo, en la parroquia, en la escuela, en la calle, en las oficinas o en los negocios".
"Esa caridad que no busca publicidad y no tienen necesidad de aplausos", apuntó. El presidente Javier Milei escuchó atento los dichos del Sumo Pontífice desde primera fila en la misa, junto a su hermana Karina, secretaria general de Presidencia y los ministros Diana Mondino, Guillermo Francos y Sandra Pettovello.
El jefe de Gobierno porteño Jorge Macri y su esposa, la periodista Belén Ludueña, también formaron parte de la delegación argentina presente en la ceremonia de canonización de la primera santa argentina.
La obra de la religiosa santiagueña tiene sede en la Ciudad y por ello el alcalde ya había anticipado en sus redes su referencia a la celebración.
Uno de los momentos más emotivos de la misa de canonización de Mama Antula fue cuando Claudio Perusini, el santafesino que sufrió un ACV con infección generalizada y que se considera que se curó por intercesión de la santa argentina, se acercó al Papa y lo saludó. Fue a mitad de la ceremonia.
Para la Iglesia Católica, la recuperación de Perusini fue el milagro que permitió la santificación de Mama Antula.
Fuente: Clarín