La muerte del Cardenal George Pell el año pasado luego de una operación de cadera ha estado rodeada de irregularidades, según afirma el ex auditor jefe del Vaticano, Libero Milone.
En una impactante entrevista publicada en el diario “The Australian”, Milone aseguró que existen muchos aspectos extraños sobre la muerte de Pell, incluyendo que la videovigilancia del hospital estaba desactivada en el momento de la muerte del purpurado, y que no había doctores de turno para asistir a Pell. También alega que el cuerpo del cardenal permaneció sin vestir y sin atención por días antes de la autopsia.
“En su funeral, junto a su ataúd, le prometí que sacaríamos la verdad a la luz”, declaró Milone según informa el periódico australiano. El economista insinuó así una conexión entre la muerte de Pell y el escándalo inmobiliario en el Vaticano. Según la investigación del medio australiano, durante meses hubo rumores en el Vaticano sobre las últimas horas de vida de Pell debido a la inusual manipulación de su cuerpo. Después de la autopsia, se dijo que su cuerpo había sido dejado “desordenado” en lugar de ser preparado como suele ser habitual.
Tras una operación rutinaria de la articulación de la cadera, el 10 de enero de 2023 en el Hospital Salvator Mundi de Roma, el ex cardenal curial australiano falleció oficialmente a consecuencia de complicaciones en el postoperatorio.
Según el periódico, fuentes anónimas cercanas al Vaticano afirmaron que la videovigilancia del hospital estaba desconectada en el momento de la muerte de Pell. También se rumorea que no había ningún médico disponible en el momento de la muerte del purpurado. Tras la operación, Pell, de 81 años, se despertó inicialmente en estado estable y murió inesperadamente poco después por un paro cardiaco.
Además, amigos cercanos en el Vaticano habían instado a Pell a que la intervención médica en su cadera se realizara en Roma y no en Australia. Según el periódico, es insólito que fuera operado en el hospital privado Salvator Mundi y no en la clínica Gemelli, cercana al Vaticano. El Hospital Gemelli es el hospital universitario de una universidad católica de Roma. Allí suelen ser atendidos los altos cargos del Vaticano, incluido el Papa. En otro misterio, el ataúd del Cardenal Pell no fue abierto en su funeral.
Como auditor del Vaticano, Milone fue un estrecho colaborador de Pell en la reorganización de las finanzas del Estado eclesiástico en la Secretaría para Asuntos Económicos del Vaticano. Dos años después de haberse convertido en el primer revisor general de la historia de la Santa Sede, este experto contable con vasta experiencia internacional y currículum intachable fue expulsado y obligado a renunciar por la que él llama “la vieja guardia” del Vaticano. Milone denuncia que esta le armó una “cama” y lo identificó como “un enemigo” porque, cumpliendo con su rol, estaba sacando a flote gigantescas irregularidades y oscuros negocios millonarios a la sombra de la cúpula de San Pedro.
“Lo engañaron al Papa, fabricaron información falsa según la cual yo había espiado a cardenales y cometido otros crímenes de los que nunca hubo ni documentación, ni pruebas y arruinaron mi carrera y mi buen nombre para siempre: al margen de la violencia y el maltrato que sufrí de parte de la Gendarmería vaticana cuando me interrogó y allanó mi oficina durante más de diez horas ese 19 de junio, nunca más pude volver a trabajar y mi reputación quedó dañada. ¿Y por qué? Sólo porque hice de manera correcta mi trabajo, que, según el mandato del Papa, era el de hacer limpieza en las finanzas del Vaticano, pero eso fue imposible porque me lo impidieron”, afirmó Milone ante un reducido grupo de periodistas.
Fuente: ACN/LN