La ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de París estuvo llena de sorpresas y, como era de esperar, ofreció un generoso espacio para el arte. En esta ocasión, no solo hubo música y danza; una de las actuaciones artísticas que más captó la atención y generó una avalancha de comentarios en redes sociales y un rechazo de la Conferencia Episcopal de Francia: una versión inusual de “La Última Cena”.
Durante un momento destacado del evento, los espectadores fueron sorprendidos por una interpretación Drag Queen de la famosa obra de Leonardo da Vinci. La escenificación consistió en una gran mesa donde varios miembros del colectivo LGTBIQ+, vestidos de manera llamativa y extravagante, ocuparon las posiciones de los personajes en el icónico cuadro.
Esta representación ha suscitado una gran polémica en las redes sociales, generando una amplia gama de reacciones. “¡Indignante! Para cerrar la inauguración de los JJOO de París, representaron de manera profana, con Drag Queen, una referencia a La última cena de Jesús”; “La degradación del mundo occidental está en sus picos”; “Profanar ‘La última cena’ con Drag Queens es profanar Italia”.
Este sábado, los obispos franceses difundieron una declaración en la que afirman que si bien la inauguración “ofreció al mundo entero momentos maravillosos, de belleza, de alegría, ricos de emociones y universalmente elogiados”, también “incluyó escenas de burla y burla del cristianismo, que deploramos profundamente”, añade en referencia a la repesentación de “La última Cena”.
"Pensamos en todos los cristianos de todos los continentes que se han visto heridos por el exceso y la provocación de determinadas escenas", dijeron y les pidieron que “comprendan que la celebración olímpica va mucho más allá de los prejuicios ideológicos de unos pocos artistas".
La CEF concluyó su comunicado recordando que el deporte "es una actividad maravillosa que deleita profundamente los corazones de los atletas y de los espectadores", y que los Juegos Olímpicos son un "movimiento al servicio de esta realidad de unidad y fraternidad humana".
Apreciada unánimemente por los espectadores, la ceremonia de apertura concluyó con uno de los momentos más destacados de la velada: cuando Céline Dion concluyó el Himno al amor de Edith Piaf desde el primer piso de la Torre Eiffel, dejando Las últimas palabras de la canción resuenan en la noche parisina: “Dios reúne a los que se aman”.
Fuente: Agencias