JUDAÍSMO - autor: Fabiana Kramarz

Kabaláh, su esencia

El recto sentido de una corriente de la que suele hablarse con superficialidad
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Mucho se habla de Kabaláh de manera superficial y chabacana. Pero poco se conoce bien de esta corriente nacida en el seno mismo del pensamiento judío, abierta a todo aquel que la necesita. 
El término hebreoK abaláh significa la recepción de un saber, de un don. Tradicionalmente hace referencia a un conocimiento que fue recibido desde la época de los profetas y transmitido de generación en generación. Este saber tiene 3.000 años de antigüedad.
Kabaláh significa también paralelismo, dualidad. Para la Kabaláh todo lo que acontece en el Universo nos sucede a cada uno de nosotros en nuestro interior. Hay una estrecha relación, una correspondencia, entre nosotros, y aquello que está más allá de lo físico. Si soy consciente de ello puedo aprovecharlo en beneficio propio y de aquellos que lo necesitan.
Algunos principios de la Kabaláh:
1) Todo es Uno y uno es todo. Somos seres mortales, pero formamos parte de un todo infinito. 
2) Captar la Unidad. La vida puede ser vivida de tres modos: A) Poniendo el acento en el cuerpo. B) Agregando al cuerpo la mente.C) Cubriendo el A y B con un tercer recurso valioso y único: el espíritu y su energía. La  kabaláh  plantea la necesidad de vivir la vida en 3 dimensiones: física, mental y espiritual. Para ello esboza
un método de 5 pilares: 
1) Agradecer: hacerlo ni bien abro los ojos a la mañana. Dar las gracias por haberme levantado. Así, nuestro día comienza ya con un saldo positivo. Frente a esta ecuación, cualquier problema cobra su verdadera dimensión. 
2) Meditar: tomarme 3 ó 4 minutos para, en el medio de las demandas cotidianas, del celular, de las exigencias laborales, concentrarme nada más que en mi respiración. Y así, volver a mí, a mi eje.
Alinear mi energía.
3) Prestar atención ¿:a qué? A lo verdaderamente importante. Tener una pequeña alarma que suene cada vez que empiezo a quejarme de un contratiempo como si fuera un verdadero problema.
4) Estudiar: o leer, por lo menos una vez por semana, un párrafo de un texto antiguo, sabio, inspirador, simple y a la vez profundo.
5) Reparar: Corregir, intentar mejorar algunas pequeñas o grandes injusticias a partir de nuestra intervención comprometida. Estos son algunos pequeños elementos que requieren seguir profundizándose con conocimiento, lectura, práctica y la guía de un maestro versado en el tema.