Por: María Montero
A lo largo de este mes, las comunidades cristianas dedican sus actividades a facilitar el acercamiento a la Biblia a través de propuestas que permitan una mayor comprensión del texto sagrado. El libro, que comparten católicos y protestantes mantiene su vigencia pero tiene, sin embargo, algunas diferencias.
Sobre estas cuestiones, Valores Religiosos consultó a Tomás Mackey, pastor de la Iglesia Evangélica Bautista de Once y profesor de Teología Sistemática y Ética Social del Seminario Internacional Teológico Bautista de Argentina (SITB). Uno de los más destacados referentes evangélicos y una voz calificada en el estudio de las Sagradas Escrituras.
Dice Mackey: “En principio la Biblia es una sola. En la católica hay siete libros más, llamados deuterocanónicos, que son agregados a los 66 libros canónicos que el mundo evangélico y protestante considera la Biblia, de manera que la diferencia no es una cuestión esencial. Inclusive la Sociedad Bíblica Argentina (SBA) publicó una edición ecuménica que los contenía, indicando las características propias, señalando como libros que no están en la edición evangélica, pero a disposición para el que los quisiera leer, a efectos de no crear la idea de que la diferencia estribaba en estos libros. Es más, hay ediciones del Nuevo Testamento y otras de toda la Biblia que cuentan con el imprimatur de la Iglesia católica que se difunden como libros aceptados. Quiere decir que desde hace ya bastante tiempo se pueden compartir las Biblias con total libertad.
--VR: ¿Cómo interpretan los evangélicos el texto bíblico, considerando que hay tantos pastores y denominaciones cristianas diferentes?
--TM: En el caso del mundo evangélico no hay una interpretación única que se considere absoluta. Sentimos que la Biblia ha sido inspirada por Dios y que en el estudio concienzudo, Él también contribuye con el lector dando su sabiduría para que sea una clara interpretación. Y por otro lado se hace en el conjunto de la iglesia, es decir que cada lector lee la biblia en su comunidad. Más que una interpretación aislada, solitaria o egoísta, Dios habla en el contexto comunitario de la iglesia de Jesús. Por otro lado, para hacer una lectura correcta y sana, el texto bíblico no puede desdecirse a sí mismo, no puede sacarse de contexto.
--VR ¿Cómo se conjuga la importancia de que el texto se lea en comunidad con las campañas de distribución masiva de Biblias?
--TM- Hay muchas personas que leyendo la Biblia con cierto criterio descubrieron muchísimo y luego, cuando va surgiendo más interés, generado por la misma lectura, recurren a una comunidad eclesial buscando mayor claridad. Pero la Biblia habla por sí misma y tiene que estar a disposición de la gente y en el idioma madre para que pueda entenderse con mayor profundidad.
--VR ¿Recomendaría algún criterio para comenzar su lectura?
--TM- Como una forma práctica, podría comenzarse por los evangelios, porque contienen la vida de
Jesús, se refieren a los hechos, las enseñanzas, su ética, su interacción con las personas. Aunque también hay lecturas agradables como los Salmos o los Proverbios. A veces algunos textos contienen citas al pié que sugieren un programa de lectura para el lector novato. Pero lo más prudente sería concurrir a algún estudio bíblico con gente que podría facilitar el inicio de su lectura.
--VR ¿A qué atribuye la vigencia y vitalidad de la Biblia a lo largo del tiempo?
--TM- Es interesante porque en realidad nunca terminamos de comprenderla. No porque ella cambie, sino porque nosotros lo hacemos. Lo que nos da la Biblia son herramientas para vivir mejor y con mayor libertad en un mundo que predica tantas “verdades” y donde vivir la ética cristiana a veces se hace complejo.