La situación de la mujer en el Islam no constituye ningún problema. La actitud del Corán y de los primeros musulmanes atestigua el hecho de que la mujer es tan vital para la vida al menos como el hombre, y que ella no es inferior a él, ni tampoco es una de las especies inferiores. La actitud del Islam respecto
de la mujer es la siguiente.
El testimonio de la mujer :Es cierto que el Corán recomienda a aquellos creyentes que realicen transacciones financieras, hacerlas ante dos testigos varones o ante un hombre y dos mujeres (El Corán 2:282). Sin embargo, en otras ocasiones, el Corán acepta el testimonio de una mujer igual al de un
hombre. En realidad, a veces el testimonio de una mujer puede invalidar al de un hombre. Por ejemplo, si un hombre acusa a su mujer de fornicación, tiene que jurar solemnemente cinco veces como evidencia de la culpabilidad de la esposa. Y si la mujer lo niega y jura del mismo modo cinco veces, no es considerada culpable, pero en cualquier caso, el matrimonio se disuelve (24:6-11).
Votos y promesas: El voto de cada musulmán, sea hombre o mujer, está vinculado con él o ella, nadie puede desdeñar la promesa de otra persona. El incumplimiento de un juramento solemne, hecho por un hombre o una mujer, ha de ser expiado como dice el Sagrado Corán: «Dios no os toma en cuenta un desliz (o un error verbal) en vuestros juramentos, pero os toma en cuenta por lo que habéis terminado por juramentos solemnes y determinados. La ex-
piación (por incumplir dichos juramentos) es alimentar a diez pobres (o a una persona durante diez días) según el promedio de comida con que alimentéis a vuestras familias, vestirles o manumitir a un esclavo …» (5:89).
La propiedad de la mujerL: a mujer es considerada tan digna en el Islam, que no necesita presentar regalos para atraer a los pretendientes. El novio debe presentarse ante la novia con una dote. Este regalo es considerado de su propiedad por eso ni el novio ni la familia de la novia tienen control sobre éste. La novia retiene su doteincluso si se divorcia posteriormente. El marido no participa de la propiedad de su esposa, excepto en lo que ella le ofrece con su libre
consentimiento.
El divorcio:E l Islam ofrece a los cónyuges musulmanes soluciones muy viables para salvar sus matrimonios en casos de dificultad y tensión. Si uno de los compañeros one en peligro la relación matrimonial, el Corán aconseja al otro que haga todo lo posible para salvar este sagrado vínculo. Si todos los medios fracasan, el Islam permite a los compañeros separarse apacible y amistosamente.
La herencia de las mujeres L: as madres, esposas, hijas y hermanas musulmanas habían obtenido derechos hereditarios mil trescientosaños antes de que en Europa se econocieran estos derechos igualitarios. La división de la herencia es un tema muy amplio que incluye una cantidad enorme de especificaciones. “A los herederos varones les corresponde una parte de lo que los padres y los parientes cercanos dejan atrás y a las mujeres herederas
les corresponde una parte de lo que los padres y los parientes cercanos dejan atrás, ya sea (la herencia) abundante o escasa es una parte prescrita por Dios” (El Corán, 4:7). La situación de las viudas S: egún el Corán las viudas y las divorciadas tienen la libertad de casarse con quien ellas elijan. Y no existe
en el Corán ninguna estigmatización de las divorciadas o las viudas: “Cuando os divorciéis de las mujeres y ellas lleguen al final de su período de espera, o bien permaneced con ellas sin mancillar su honor y de forma honorable o dejarlas ir sin mancillar su honor y de manera justa …” (2:231). Libertad de expresión T: iene derecho a la libertad de expresión lomismo que el hombre. Sus opiniones sensatas se toman en consideración, y no pueden descartarse
sólo porque proceden del sexo femenino. Se hace referencia en el Sagrado Corán y en la historia, que la mujer no sólo expresó su opinión libremente, sino que discutió y participó en serias discusiones con el Profeta y con otros jefes musulmanes (El Corán, 58:1-4; 60:10-12). La mujer impura: El Islam no
considera que la mujer a la cual le ha venido la menstruación tenga ningún tipo de suciedad contagiosa. Vive su vida normal sólo con una restricción: a la mujer casada no se le permite tener relaciones sexuales durante el período de menstruación. Queda ya claro que el estatus de la mujer alcanza en el Islam una dimensión sin precedentes y se acomoda a su naturaleza de forma realista. Sus derechos y obligaciones son iguales a los del hombre, pero no necesaria o absolutamente idénticos a los de éste. * Tomado de El Estatus de la Mujer en el Islam (Ed. La Fuente)