Por: Abraham Skorka *
Hemos cumplido un sueño", dijo el rabino Abraham Skorka mientras abandonaba el Muro de los Lamentos, tras rezar y abrazarse con el papa Francisco y con su amigo el dirigente musulmán Omar Abboud, argentinos los tres. Y precisó: "Muchos me preguntan por qué estoy tan emocionado y respondo que el abrazo de un Papa, Pablo VI, con un patriarca ortodoxo, Atenágoras, tardó diez siglos (desde que se produjo el gran cisma de 1054). Pero el abrazo de un Papa con un rabino delante del muro tardó dos mil años".
El abrazo de los miembros de tres religiones ante el Muro de los Lamentos, que tanto impresionó en todo el mundo, tenía su historia previa, cimentada en la amistad personal, en el intercambio afectuoso de ideas y vivencias.
En junio de 2013, el rabino había dicho de su amistad con Francisco: "Ese es el mejor de los mensajes que podemos dar. Y que algún día se pueda juntar a Roma y a Jerusalén en una nueva realidad de paz". Palabras que suenan como proféticamente anticipatorias de lo que ha ocurrido ahora.
Las palabras dicen mucho, pero también hablan las actitudes, los silencios, las miradas, los lugares que se eligen … En diciembre de 2010, el libro "Entre el cielo y la tierra", que recoge diálogos de Bergoglio y Skorka, fue presentado en el Seminario Rabínico Latinoamericano, en Buenos Aires. "Fuimos educados en el silencio", deslizó entonces Skorka, como al pasar. Y señaló el valor de dejar que los gestos hablen.
Skorka reflexionó mientras veía a Francisco en meditación silenciosa frente al Muro. Francisco rezó algunos minutos en silencio, con una mano apoyada en el Muro y depositó un mensaje escrito.
"Francisco y yo hemos soñado con encontrarnos juntos frente al Muro de las Lamentaciones en el Templo de Jerusalén, abrazarnos", había dicho Skorka al padre Antonio Spadaro, director de la revista La Civiltá Cattolica, en una entrevista publicada el 17 de mayo.
Y luego del rezo, escribió: "En medio de aquel abrazo junto a Omar Abboud, le dije (a Francisco) con emoción: "¡Lo logramos!" El libro que escribimos juntos, los programas de TV y tantas cosas más guardaban el sueño de un encuentro peculiar, que tuvo su materialización en este abrazo". Y agregó: "Fue muy efusivo, a la argentina, se dejó todo el protocolo para dar rienda suelta a la emoción".