JUDIOS

La esposa de Abraham llevada al harén del farón

Por: Norma Kraselnik

El rapto de las mujeres para desposarlas era algo cotidiano en la Antigüedad y Sarai se contó entre ellas.
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El patriarca Abraham toma protagonismo en el libro de Génesis cuando en el capítulo 12 escucha la voz del Dios único que le ordena salir de su entorno, abandonar la ciudad, la casa de su padre y dirigirse a la tierra de Canaan en donde se convertiría en una gran nación. Junto a su mujer Sarai, su sobrino Lot y sus posesiones
llegan a la Tierra Prometida. Atraviesan varias ciudades cananeas en donde Abraham construye altares e invoca el nombre de Dios, pero una
hambruna los obliga a marchar hacia la tierra fértil de Egipto.

Allí nos sorprende un relato que corta la narración introduciendo un episodio extraño pero que nos permite vislumbrar la condición de las mujeres de esa época. Abraham le solicita a Sarai que si por causa de su hermosura los egipcios vinieran y preguntaran quién era, respondiera que era su hermana y no su esposa ya que de lo contrario lo matarían para quedarse con ella. Efectivamente unos cortesanos egipcios quedan deslumbrados por la belleza de Sarai y es llevada al palacio junto al faraón quien la toma por esposa. Una plaga azota al monarca y a su corte y queda en evidencia que la causa de dicho mal es la presencia de Sarai que le pertenece a Abraham. Esta situación se repite en el capítulo 20 con Abimelej, rey de Guerar, y en el capítulo 26 con Rebeca, la esposa de Isaac.

Si bien es cierto que Abraham y Sarai eran medio hermanos por parte de padre (Génesis 20:12) y las leyes sobre el incesto serán adoptadas posteriormente por los israelitas, estamos ante una práctica común y repetida en la Antigüedad, en la Edad Media y en ciertos lugares hasta no hace mucho tiempo atrás, que es el rapto de la novia o el matrimonio por secuestro. Famosos y legendarios relatos y mitos dan cuenta de ello: Helena de Troya, el rapto de las sabinas, Europa secuestrada por Zeus…

La voracidad de un hombre poderoso requería la posesión de cualquier mujer bonita que cruzara su territorio. Un hombre también podía atacar a otra tribu a fin de conseguir el “bien” en falta en alguna situación de desbalance demográfico. Si la mujer pertenecía a otro hombre, era frecuente que se matara al marido a fin de conseguir la presa. Demás está decir que el consentimiento de la mujer era inexistente, aunque después disfrutara de su condición marital. En el caso de Sarai, la llevan al harén mientras que le entregan a Abraham,
creyéndolo su hermano, ovejas, ganado, camellos cual si fuera una paga. La tradición rabínica interpreta este episodio como una de las diez duras experiencias que Dios le puso a Abraham para probarlo en la integridad de su fe. Otros ven una premonición de la futura estancia de los israelitas en Egipto y de las plagas que les permitirán liberarse.

El Génesis apócrifo, encontrado en una cueva de Qumrán, introduce un sueño revelador. Abraham llorando le cuenta a su mujer el sueño, y ella accede a entregarse para protegerlo. Un ángel de Dios no permitirá que el faraón la posea y lo castiga con una enfermedad venérea.

Les sugiero la película Abraham dirigida por Joseph Sargent y el libro Sara, heroínas de la Biblia (M. Halter).