Por: Ricardo Elía
Durante los meses de septiembre y octubre, todos los jueves, entre las 19:00 y las 20:30 horas se dictarán en la sede del Centro Islámico de la República Argentina, Avenida San Juan 3053, CABA, en ocho jornadas, el seminario denominado “El Legado del Islam: Patrimonio de la Humanidad”. Se trata de un curso presencial abierto al público general que abarca las ciencias, las artes, la literatura y el pensamiento de la Civilización Islámica clásica (siglos VII-XVI).
La historia oficial afirma que Occidente heredó directamente el legado cultural de Grecia y Roma. Pero si la mayoría de los manuscritos griegos y latinos fueron destruidos a partir del saqueo y destrucción de la Biblioteca de Alejandría en 391, los archivos de Roma fueron devastados en sendas ocasiones por los visigodos y los hérulos, y los escasos vestigios clásicos que quedaban en Atenas fueron arrasados por el emperador Justiniano I en 529 al clausurar la Academia y el Liceo, ¿cuál fue la conexión que logró transmitir esa literatura y pudo ser aprovechada antes del Renacimiento europeo?
Con la caída del Imperio Romano de Occidente en 476, la mayor parte del conocimiento de los antiguos griegos y latinos se perdió y la Europa latina ingresó en el más espeso oscurantismo. Incluso los datos científicos sobre la esfericidad de la Tierra y que ésta giraba alrededor del sol, conocidos por los griegos desde la época del astrónomo, matemático y filósofo pitagórico Filolao de Crotona, y del astrónomo y matemático Aristarco de Samos, fueron reemplazados por la concepción de una tierra plana y la teoría geocéntrica. La superstición y el milagrerío terminaron por erradicar la ciencia y la razón, y la fe de la luz, ahora conocida como la ley de Snell-Descartes.
La salvación de las piezas literarias se realizó durante trescientos años de activa y responsable tarea de recopilación por parte de los árabes, persas y turcos musulmanes, y varios cristianos y judíos que habitaban en el mundo islámico, durante la línea de tiempo que oscila entre 770-1450 en la que fueron rescatadas, traducidas, mejoradas y retransmitidas hacia los cuatro puntos cardinales. Las obras clásicas de griegos y latinos se tradujeron al árabe principalmente en Bagdad, El Cairo y Córdoba. El período de preeminencia de los científicos musulmanes duró setecientos años, un período de tiempo mayor que el que ha existido entre Copérnico y nosotros.
El Islam desde un principio enfatizó la adquisición de conocimiento. En numerosos versículos del Corán refieren a esta tarea: “Di: ¿Acaso son iguales los que saben y los que no saben? Solamente la gente de discernimiento reflexionará” (39:9). “Por cierto, que en la creación de los Cielos y de la Tierra, en la alternancia de los días y de las noches, en las naves que surcan el mar para beneficio de las gentes, en el agua que Dios hace bajar del Cielo revivificando con ella la tierra después de haber sido árida, diseminando por ella toda especie de criaturas, en la variación de los vientos, en las nubes sujetas entre el Cielo y la Tierra, sin duda que en ello hay signos para la gente que razona” (2:164).
El Islam hizo desaparecer las fronteras conocidas de los imperios persa y bizantino, y quebró las fronteras regionales que separaban el Occidente mediterráneo del asiático océano Índico. Se trataba de una globalización bien entendida que, lejos de dividir a los pueblos en compartimientos estancos para ser manipulados y alienados, unía a todos a través de la libertad religiosa y la solidaridad social y cultural.
En ese espacio de pluralismo y convivencia, astrónomos como Al-Battani, Al-Biruni y Al-Tusi confirmaron la esfericidad de la Tierra y el sistema heliocéntrico; médicos como Al-Razi, Abulcasis y Avicena realizaron con éxito complicadas intervenciones quirúrgicas; un matemático como Al-Juarismi fue el gran promotor del cero y el álgebra; y Al-Kindi, Al-Farabi y Averroes serán los precursores del pensamiento que iluminará a los filósofos del Renacimiento, la Ilustración y la Modernidad como Pico de la Mirándola, Descartes, Spinoza, Locke, Leibniz, Voltaire y Kant. Las obras de Ibn Tufail y Hafiz inspiraron a Daniel Defoe, Rousseau y Goethe. Ibn Firnás llevará a cabo el primer vuelo aeronáutico. El óptico Alhacén, creador del método científico e inspirador de Newton, descubrirá la cámara oscura, origen de la fotografía. Ibn Jaldún desarrollará la sociología en la historia. Y el polímata Taqi al-Din inventará la máquina de vapor. En arquitectura surgieron maravillas como la Cúpula de la Roca en Jerusalén, la Mezquita de Córdoba, el Alcázar de Sevilla, el Palacio de Topkapi en Estambul y el Taj Mahal en Agra.
El curso además tratará sobre tecnología, musicología, gastronomía, navegación, literatura, poesía, jardines, química, mujeres sultanas, paladines, viajeros trotamundos como Ibn Battuta que recorrió 120 mil kilómetros, y el diálogo interreligioso. Cada jornada contará con la proyección de Power Points con textos e imágenes alusivas. Para inscripción e informes, está disponible el teléfono 4931-3577 (internos 202 y 204).