Con la canonización de Artémides Zatti, la Iglesia argentina cuenta con cuatro santos. El primero en ser proclamado fue el hermano lasallano Héctor Valdivielso Sáez (1910-1934), considerado mártir al ser fusilado en España en una revuelta previa a la Guerra Civil; la hermana Nazaria March (1889- 1943), nacida en España y santificada en el país, y el cordobés José Gabriel “El Cura” Brochero (1840-1914).
Además, cuenta con 15 beatos: el obispo de La Rioja Enrique Angelelli (1923-1976), los sacerdotes Gabriel Longueville (1931-1976) y Carlos de Dios Murias (1945-1976) y el laico Wenceslao Pedernera (1936-1976), todos ellos mártires. Las hermanas María del Tránsito de Jesús Sacramentado (1821-1885), María Ludovica De Angelis (1880-1962), Crescencia Pérez (1897-1932) y Catalina María de Rodríguez. La laica consagrada María Antonia de Paz y Figueroa (Mama Antula) (1730-1799) y la laica nacida en Chile y fallecida en la Argentina Laura Vicuña (1891-1904). Los sacerdotes Gregorio Martos Muñoz (1908-1936), Mamerto Esquiú, Pedro Ortiz de Zárate y Juan Antonio Solinas. Y el laico Ceferino Namuncurá (1886-1905).
A todos los beatos deberá comprobárseles que Dios produjo un milagro por su intercesión para que sean proclamados santos. Varios ya están a estudio. Más atrás, hay una treintena de venerables a la espera del primer milagro para ser declarados beatos.