Por: P. Guillermo Marcó
Hace pocos días la mayoría de los medios de comunicación porteños se hicieron eco de la presencia de Ravi Shankar, que en una soleada tarde en Palermo congregó para meditar a 150.000 personas, una cifra nada despreciable. Paralelamente a ese tipo de convocatorias, se viene hablando de un supuesto retroceso del catolicismo a expensas de los evangélicos o del indiferentismo religioso. Por eso, me parece oportuno refrescar algunos números de una encuesta nacional seria, hecha por el CONICET y cuatro universidades nacionales en el 2008. En ese sondeo sobre Creencias y Actitudes religiosas -como se lo tituló-, surgieron datos interesantes. Por ejemplo, el 91 % dijo creer en Dios; un 4 %, que duda y el 4,9 %, que no. El 76 % se declaró católico (o sea, tres de cada cuatro argentinos); 11,3 % indiferente; 9 % evangélico (entre ellos, el 7,9 pentecostal); el 1,2% Testigo de Jehová; el 0,9 % mormón, y el 1,2 % de otras religiones. Es importante retener estos datos ya que suelen manejarse cifras sobre el crecimiento evangélico que no se sustentan en encuestas serias. Además, es interesante comparar este cuadro con lo que pasa en el restode América Latina. Por caso, en Brasil la Iglesia Católica si retrocede significativamente ante el avance evangélico, como lo revela su censo nacional.
Por otra parte, en el área metropolitana el 69, 1 % se declara católico. Pero ese porcentaje baja si sólo se toma la capital, que cuenta con el menor porcentaje de católicos del país. Sin duda, muchos porteños de cierta posición económica, y sobre todo de círculos intelectuales, se cuentan entre los que no creen. En ese marco, una diputada de la ciudad como María José Lubertino se atrevió a decirle por twitter a los legisladores queexpresan sus reservas ante el aborto no punible: “Saquen los kipás y los rosarios de nuestros ovarios” Habría que decirle que su afirmación, además de ser de mal gusto, es propia de una persona mal educada. Causa estupor, además, que haya sido hecha por alguien que presidió el Instituto Contra la Discriminación (INADI).
Pero sigamos analizando cifras. Ahora, la de las últimas manifestaciones de fe. El 15 de septiembre se celebró al Señor y la Virgen del Milagro, en Salta (provincia donde, según el sondeo antes citado, el 94 % es católico), ocasión en
que 600 mil personas asistieron a la tradicional procesión. Poco después, en Corrientes, 200.000 participaron de la peregrinación al santuario de Itatí. Y en torno al 25 unas 800 mil pasaron por la basílica de la Virgen del Rosario de San Nicolás. El fin de semana pasado, la peregrinación juvenil a Luján convocó a un millón de personas, pese al mal tiempo. Vale destacar que cada año una verdadera marea humana hace el esfuerzo no menor de caminar unos 65 km -la distancia que separa Liniers del santuario de la patrona nacional-, pese a que no se hace una gran propaganda, a que no hay un gran “ruido” mediático.
Si 150.000 personas en Palermo llevó a hablar del auge de la “nueva espiritualidad”, ¿se hablará tras las convocatorias católicas del renacer de la fe de los católicos? Me temo que no. Se seguirán repitiendo medias verdades que no se sustentan ni en las encuestas, ni en lo que pasa. Así como el Señor nos repetía: “Felices los que crean sin haber visto”, me atrevo a parafrasear: “Felices los que crean sin ser vistos”, porque la realidad va más allá de lo que suele mostrarse, pero las encuestas serias y las cifras creíbles nos pueden ayudar a saber que los católicos no estamos solos como creyentes, ni somos una minoría en retroceso.