Miles de turistas se movilizaron el último fin de semana largo como parte de las mini vacaciones de todos los años por los feriados de Semana Santa. Sin embargo, este desplazamiento no opacó el espíritu religioso de la Pascua. Esto se vio ref lejado por un lado, en una reciente encuesta realizada por TNS Argentina a 1016 personas de todo el país, en que asegura que el 82% celebraría las Pascuas y en la que el 51% dijo darle mucha o bastante importancia a “los aspectos religiosos”. Y por el otro, en la cantidad y diversidad de acontecimientos religiosos que, como nunca, se desarrollaron en el país, más allá de la concurrencia a los templos.
Acaso, el Via Crucis del padre Ignacio, en Rosario, con 200 mil fieles, haya sido la celebración más concurrida. Pero el clásico de Tandil también mostró su vigor.
Al igual que el pintoresco de Salta, por citar algunos. En la ciudad de Buenos Aires, las propuestas fueron particularmente diversas. El Jueves Santo, habitantes de la villa 1-11-14, en el bajo Flores, presenciaron el tradicional lavatorio de los pies, que el cardenal Bergoglio le realizó a doce jóvenes adictos en recuperación en el Hogar de Cristo “Don Bosco” de la parroquia Santa María Madre del Pueblo. La propuesta de vivir estas jornadas de un modo novedoso ofreció la posibilidad de realizar en bicicleta la característica visita a siete iglesias. El circuito abarcó templos de los barrios de Balvanera, Montserrat y San Telmo, la catedral y la iglesia de San Ignacio, donde hubo una meditación sobre la Pasión, acompañada de imágenes y música en vivo.
El Viernes Santo, el Vía Crucis por la avenida de Mayo, que ya es un clásico de ciudad, convocó este año a unas 40.000 personas. Numerosos fieles participaron también de la recreación de la pasión y muerte de Cristo en el parque temático Tierra Santa. No faltaron Via Crucis ecuménicos, como -por primera vez- en lo que fue el centro clandestino de detención de la ESMA. O el habitual en el barrio de Belgrano, desde la iglesia presbiteriana San Andrés, hasta la iglesia La Redonda. Los jóvenes tampoco quedaron al margen del espíritu religioso.
El colegio Marín, de San Isidro, por caso, reunió a 3000 adolescentes de entre 15 y 17 años en la 24º edición de su Pascua Joven, que combinó momentos de entretenimiento y de reflexión. Un ciclo de conciertos que organizó la Dirección de Cultos del gobierno porteño en la sinagoga de la calle Libertad y en la catedral, buscó entrelazar la pascua judía con la cristiana, ref lejando una vez más la convivencia interreligiosa que se vive en el país.