Diálogo significa, por cierto, que dos o más personas se reúnen para hablar de ciertos temas estableciéndose así un vínculo entre ellos. Si nos basamos en esto, podemos definir el diálogo como una actividad que tiene a los seres humanos como eje central. No cabe duda de que cada uno será recompensado según su sinceridad e intención. Si las personas dirigen sus acciones con sinceridad y buenas intenciones pueden ser los vencedores, por mucho que los demás crean que han perdido. El Profeta de Dios afirmó: “Las acciones son según las intenciones”. Si el acto está basado en buenas intenciones, tendrá éxito. Y la intención del creyente, enfatizó, es más importante que la acción en sí misma. Así pues, y hágase lo que se haga, el primer paso es ser sincero en la intención y buscar la complacencia de Dios. Y esta es, por lo tanto, la razón para no calumniar o descalificar los vínculos que se establecen entre distintos grupos en nombre del amor, el diálogo y la tolerancia.
Tras haber recibido tantas heridas y haber sido zarandeada tantas veces, la sociedad no puede soportar más convulsiones. Si las concentraciones de poder antidemocrático se convierten en la carga inamovible de una nación, si la lógica y el buen juicio son suplantados con el poder y los medios a disposición de los poderes, es posible que los pueblos del mundo ya no puedan recuperarse de nuevo. El resultado de esta calamidad sería que esta tierra celestial se vería obligada a sufrir un retraso en el tiempo de unos 15 ó 20 años. En lo que a esto respecta, si comenzamos nuestros esfuerzos por establecer el diálogo con la creencia de que «la paz es mejor» (4: 128), tendremos entonces que demostrar que estamos del lado de la paz, tanto en casa como fuera de nuestras fronteras.
Lo cierto es que la paz tiene una enorme importancia en el Islam; la lucha y la guerra son incidentes de orden secundario que están sujetos a razones y condiciones eterminadas.Esto nos permite decir que si en esta tierra no podemos conseguir un ámbito de paz donde vivir con seguridad y tranquilidad, entonces será imposible que prestemos un servicio beneficioso a la sociedad o a la humanidad. Si iniciamos el tema desde una perspectiva diferente tenemos que decir que, de vez en cuando, los musulmanes son mal comprendidos, teniendo como consecuencias la presión y los insultos. Hemos sido testigos de cómo ha habido musulmanes a los que incluso se les ha privado de los derechos más naturales y básicos, como por ejemplo el derecho al trabajo. Esta opresión que han sufrido los creyentes se ha ejercido en nombre de varias virtudes: el humanismo, los derechos humanos, la generosidad, el amor y la tolerancia; pero lo cierto es que estos son rasgos característicos del Islam. Y sin embargo, son precisamente estas características y estas virtudes las que se utilizan contra la gente que cree, además del abuso que se hace de estos conceptos. Esta es la actitud básica que siempre ha existido, una actitud sutil y engañosa que es fomentada por aquellos que no quieren que existan ni el Islam ni los musulmanes. Las cosas que se dicen no son ciertas; un musulmán jamás podrá ser un fanático. Pero incluso si han aparecido personas en la comunidad islámica con esas características, resulta inconcebible pensar que todos los musulmanes se han alejado de la
comprensión y la tolerancia.