¿Qué es la yihad?
El Islam es la religión escogida por Dios para el bienestar de la humanidad tanto individual como colectivamente, en este mundo y en el próximo. Está basada en creer en Dios, venerarlo y no consiente en asociarlo a nadie, sea en forma de algo creado, una persona o un concepto. La verdadera creencia y la devoción requieren un interés profundo por todas las cosas animadas e inanimadas. Cuanto más profunda es su creencia en Dios y su sumisión a El, más profundo será su interés por las criaturas. Dios no aprueba la maldad y el desorden sino más bien desea que vivamos en paz y justicia. Por eso, aquellos que creen en Dios y lo veneran tienen que trabajar fielmente por la justicia en este mundo. El Islam llama a esa responsabilidad yihad.
El sentido literal de yihad es ejercer nuestro mejor y más grande esfuerzo para conseguir algo. Esta palabra no es el equivalente de la palabra guerra, para la cual se usa qital en árabe. Yihad tiene una connotación mucho más amplia y abraza toda clase de esfuerzos para la causa de Dios.
Un muyahid es aquel que está sinceramente dedicado a su causa; el que usa todos los recursos físicos, intelectuales y espirituales para servir a ésta; y el que se enfrenta a cualquier poder que está en su camino; y es el que muere por dicha causa cuando sea necesario. La yihad en el camino de Dios es nuestra lucha para ganar la complacencia de Dios, establecer la supremacía de Su religión y hacer prevalecer Su Palabra.
Un principio relacionado es el de promover lo correcto así como prohibir y tratar de prevenir el mal, como también procurar transmitir el mensaje del Islam y
establecer una comunidad islámica modelo. El Corán presenta a la comunidad islámica como una comunidad modelo requerida para informar a la humanidad sobre el Islam y de cómo el Profeta Muhammad lo vivió: “Y de este modo hemos hecho de vosotros una comunidad intermedia, para que deis testimonio de la gente (respecto a los caminos que siguen) y para que el (más noble) Mensajero dé test imonio de vosot ros” (2:143).
Yihad mayor y yihad menor
Hay dos aspectos de la yihad. Uno es luchar para vencer los deseos carnales y las inclinaciones malignas -la yihad mayor- y el otro es alentar a los demás para que consigan el mismo objetivo -la yihad menor-.
En cierta ocasión el ejército musulmán regresaba a Medina después de haber derrotado al enemigo, y Muhammad se dirigió a ellos: «Volvemos de la yihad menor a la mayor». Cuando los compañeros preguntaron qué era la yihad mayor, él dijo que era luchar contra el yo carnal.
El objetivo de la yihad es que el creyente se purifique de los pecados y alcance la verdadera humanidad. Los Profetas fueron enviados para este propósito. La yihad menor, normalmente considerada como lucha por la causa de Dios, no se refiere sólo a la lucha militar. El término es amplio, incluye cada acción realizada por Dios. Hablar o permanecer callado, sonreír o mostrar enfado, unirse a una reunión o dejarla, cada acción realizada para mejorar
la humanidad, ya sea por los individuos o las comunidades, está incluida en este significado.
Mientras la yihad menor depende de la movilización de todos los medios materiales y está realizada en el mundo externo, la yihad mayor encarna la lucha de una persona frente a su alma carnal. La yihad mayor es más difícil de llevar a cabo, ya que requiere que luchemos contra nuestros propios instintos e impulsos destructivos, como la arrogancia, el carácter vengativo, la envidia, el egoísmo, la vanidad y los deseos carnales. Estas dos formas de la yihad no se pueden separar una de la otra.
Como el Islam literalmente significa «paz, salvación, y sumisión », obviamente vino para establecer la paz. Esto primero se establece en nuestras esferas interiores, de modo que estemos en paz con Dios y con el entorno natural y a continuación a lo largo de todo el mundo y el universo. Paz y orden son fundamentales en el Islam, que procura extenderse en una atmósfera pacífica personal y colectiva. Se abstiene de recurrir a la fuerza tanto como le sea posible, nunca aprueba la injusticia y prohíbe el derramamiento de sangre: “Quien mate a un alma, a no ser que sea (como castigo legal) por asesinato o por causar desorden y corrupción en la Tierra será como si hubiese matado a toda la humanidad. Y aquel que salve una vida será como si le hubiese salvado la vida a toda la humanidad” (5:32).
Del libro “Muhammad: El Mensajero de Dios”, Editorial La Fuente.