Por: Norma Kraselnik
Al rey Salomón se le atribuye la escritura de tres libros bíblicos: El Cantar de los Cantares, Eclesiastés y Proverbios. Según la tradición judía, escribió el primero a una edad temprana: su despertar al amor y la mujer descripta es percibida en todos sus atributos femeninos. Redactó el Eclesiastés a una edad avanzada: próximo a la muerte, todo lo vivido le resultaba cínicamente vano. Allí leemos uno de los versículos más desgarradores referidos a una mujer: “Y hallé más trágica que la muerte a la mujer” (7:26). El tercero de los libros, Proverbios, son máximas, consejos, enunciados morales que surgen de la pluma de un hombre maduro, equilibrado, con experiencias acumuladas pero con una cuota de optimismo en un tiempo que le resta por vivir. El último de los Proverbios, el capítulo 31, desde el versículo 10 en adelante es un poema dedicado a la mujer, titulado “Mujer de valor, – Eshet Jail, en hebreo–, ¿quién la ha de hallar?”. Allí, el autor enumera los quehaceres y las virtudes de una esposa descrita como única.
Son 22 versículos escritos en un acróstico alfabético –recurso literario que también encontramos en algunos salmos–, y cada uno de ellos va sumando cualidades a ese ser ejemplar. Es una mujer habilidosa que contribuye a la economía de su hogar: trabaja la lana y el lino con la rueca y el huso, compra un campo a partir de sus propios cálculos, planta una vid, trae provisiones, organiza su casa y a sus sirvientes, y no es ociosa; es considerada con los necesitados: da su mano al desvalido y ofrece su ayuda al pobre; de su boca solo salen palabras sabias, es amorosa y está pendiente de sus hijos y de su marido.
Todas estas definiciones constituyen lo que el poeta llama “Jail”. Cuando este adjetivo aparece en el texto bíblico en su contraparte masculina, se refiere a la aptitud del varón para encarar la guerra y hacer proezas. Esta disquisición hace que encontremos múltiples traducciones de la expresión “Eshet Jail” en la Biblia: Mujer perfecta, Mujer virtuosa, Mujer de carácter, Mujer ejemplar, Mujer hacendosa, Mujer extraordinaria, Mujer fuerte, Buena esposa, Mujer valiente, Mujer disciplinada, Mujer completa. Yo la llamo Mujer maravilla.
El autor la percibe como la más preciada de sus joyas porque es “mucho más valiosa que las perlas”, confía en ella y le causa orgullo que los ancianos de la ciudad lo alaben a causa de ella. Hay un giro en el poema en donde el autor deja de hablar en tercera persona sobre las bondades y virtudes de su cónyuge y se dirige a ella en forma directa: “Muchas mujeres hicieron proezas –Jail– pero tú las superas a todas” (Prov. 31:29). Esta es la respuesta a la pregunta inicial: Eshet Jail, ¿quién la ha de hallar? ¡El rey Salomón la encontró!
Esta declaración de amor y reconocimiento a una mujer constituyó la inspiración de los sabios cabalistas quienes introdujeron una costumbre en el S. XVI que perdura hasta nuestros días. Cada viernes por la noche, alrededor de una mesa festiva de Shabat y antes de santificar la copa de vino, el hombre recita a su mujer, a su “Eshet Jail”, estos 22 versos mirándola a los ojos. Restará saber a cuál de sus mujeres se refirió el rey Salomón, que según el texto bíblico fueron más de mil.