Por: Norma Kraselnik
La Biblia describe una organización social y política regida por el sistema patriarcal, caracterizado –entre otrospor la filiación: la descendencia se realizaba a través del hijo varón y las genealogías eran por línea paterna. Por lo tanto, no es extraño que los nacimientos registrados en el texto hayan sido, mayormente, de varones. Conocemos el anhelo de madres estériles por concebir un hijo que siempre resulta varón. Si bien las mujeres aparecen, son los varones los que nacen en la Biblia.
La historia del nacimiento de los hijos del patriarca Jacob es elocuente al respecto. Él se casó con dos de sus primas, hermanas entre sí. Leah, la mayor y la menos amada, fue la primera en parir. Tuvo cuatro hijos varones consecutivos a quienes les otorgó nombres cuyas composiciones remiten a conceptos significativos. El primero se llamó Reuben (ver). Luego nació Simeon (escuchar). Y así sucesivamente: Levi, de acompañar, y Juda, de alabar. Mientras tanto, Raquel, la hermana menor y la preferida de Jacob, no quedaba embarazada. En estos casos, para garantizar descendencia, la mujer “estéril” entregaba a su sierva para que procreara en su nombre. Entonces Jacob volvió a ser padre de dos varones con Bilaha, su concubina. Pero fue Raquel quien eligió sus nombres: Dan, proveniente de justicia, y Neftalí, de luchar. Por entonces Leah entregó a su sierva Zilpá, ya que no volvía a quedar embarazada, y nacieron otros dos varones: Gad y Asher, dicha y alegría. Luego Leah concibió otros dos hijos, Izajar y Zebulun, recompensa y regalo de Dios.
Un versículo rompe con esta estructura: “Después dio a luz una hija a la que llamó Dina”. Este nacimiento queda desdibujado y aunque su nombre pueda referirse al femenino de Dan, no hay una explicación de él. Luego Raquel tendrá a sus dos hijos: José y Benjamín. Trece hijos. Aunque la genealogía dice “los hijos de Jacob fueron doce”, omitiendo a Dina. Me gusta decir que Jacob tuvo por lo menos trece hijos. Intuyo que hubo más mujeres entre estos nacimientos. Lo mismo me atrevería a decir de otros personajes bíblicos: pongo en duda la esterilidad que solo concibe hijos varones. ¿No será la esterilidad bíblica la ausencia de hijos varones y no la imposibilidad de concebir?
La historia de Dina es interesante desde una perspectiva de género. En su juventud es violada por Schjem, quien se enamora de ella. Él le suplica a su padre que pida su mano de Dina a Jacob para convertirla en su esposa. No conocemos los sentimientos de la joven como en tantos otros relatos donde las percepciones de las mujeres quedaron omitidas.
La literatura rabínica intentó dar un cierre a su historia. Anita Dimant publicó una novela basada en este relato, La tienda roja, que recrea las costumbres de las mujeres de la época; en Netflix puede verse la miniserie. Algo de la voz de Dina, acallada durante tantos siglos, empieza a surgir.