Un sínodo es una asamblea de obispos escogidos de las distintas regiones del mundo para debatir una cuestión determinada, pero no tiene un carácter resolutivo como un concilio, sino consultivo. Si bien se trata de una instancia antigua, fue reactivada al final del Concilio Vaticano II con el fin de escuchar mejor los pareceres de las iglesias locales y definir criterios de acción.