Domingo 26.01.2025

islam

Los beneficios de creer en otra vida

Quien actúa con la convicción de que dará una explicación de sus actos ante Dios, tras la muerte, seguramente vivirá una vida disciplinada y honrada
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La creencia en la Resurrección tiene un importante papel en asegurar un pacífico orden social. El que no cree que un día será llamado para explicar lo que ha hecho en el mundo, que no espere vivir una vida honesta. Pero el que siempre actúa con la convicción de que dará una explicación de su vida ante Dios, seguramente vivirá una vida disciplinada y honrada.
Cualquier cosa que hagamos, pequeña o grande, importante o insignificante, es registrada por los nobles ángeles señalados para hacer esto. Además Dios tiene pleno conocimiento y es totalmente consciente de todos nuestros actos, intenciones, pensamientos e imaginaciones. Un individuo que vive con total consciencia de esto encontrará la paz y felicidad verdad-e ras en ambos mundos, y una familia y comunidad creada con es - tos individuos será como si estuvieran viviendo en el Paraíso.
La creencia en la Resurrección evita a los jóvenes una vida disipa da, e inculca esperanza en los corazones de los ancianos que se aproximan cada vez más a la se - pultura. Es de nuevo la creencia en la Resurrección la que da a los niños el poder de resistencia ante la muerte de sus seres queridos. Todos, incluyendo los ancianos y los jóvenes, hombres y mujeres, ricos y pobres, necesitan tanto de la creencia en la Resurrección como del aire, el agua y el pan.
Los niños son extremadamente susceptibles a las desgracias y fácilmente les afecta lo que les  ocurre a ellos y sus familias. ¿Qué otra cosa que la creencia en la Resurrección, la creencia en volver a unirse con los seres amados que emigraron al otro mundo, puede compensar la pérdida de los padres, hermanos, hermanas y amigos? Con respecto a los ancianos, ¿cómo puedes compensarlos por sus años pasados, su niñez y juventud que ya quedaron atrás? Sólo cuan - do los hayas convencido de que la tumba es en realidad una puerta o simplemente una sala de espera adorable para ir a ese mundo, podrás compensarlos y consolarlos por sus pérdidas.
La creencia en la Resurrección también es una fuente de consuelo para los enfermos. Sufriendo una enfermedad incurable, un paciente creyente piensa: “Me marcho. Nadie será capaz de hacerme vivir por más tiempo. Afortunadamente, voy a ir a un lugar en donde recuperaré eternamente mi salud y juventud aunque todos estén sentenciados a irse”.
El mundo es una mezcla del bien y el mal, correcto e incorrecto, hermosura y fealdad, opresores y oprimidos. Muchos ejemplos de equivocación no se advierten y numerosas personas agraviadas no pueden recuperar sus derechos. Tan sólo la creencia en la Resurrección en otro mundo en donde la absoluta justicia prevalecerá p-ara consolar a los agraviados y oprimidos.
También, la creencia en la Resurrección lleva a los cónyuges de una familia a amarse y respetarse mutuamente de una manera más profunda. Pues cualquier amor que se asiente en la belleza física y sea restringido por una vida pas-ajera en el mundo tiene poco valor y habitualmente desaparece poco después del casamiento. Pero si los cónyuges se aman creyendo que su matrimonio  continuará eternamente en el otro mundo, en donde no perderán nada de sus
bellezas, su amor no desaparecerá junto con su vejez.
Si, entonces, la vida de una familia está basada en la creencia de la Resurrección, esa familia sen-ti rá como si estuviera viviendo en el Paraíso.
El ser humano tiene un único lugar entre las criaturas. Ha sido honrado con el libre albedrío para dirigir su vida. El libre albedrío es la manifestación de la Misericordia Divina. La creencia en la Resurrección es un factor muy importante y convincente que impulsa al ser humano a usar su libre albedrío de la manera correcta y lo previene de cometer actos pecaminosos y agravios así como daños a
los demás.
Nota de la RedacciónR: esumido del artículo “Los Beneficios de la Creencıa en la Resurrección”, Fundamentos de la Fe Islámica, M. Fethullah Gülen, The Light Publishing, 2006.