Lunes 11.12.2023

CONCLAVE EN EL VATICANO

Los retos del nuevo Papa

Por: Sergio Rubin

Un liderazgo carismático, la participación de la mujer y la reforma de la curia son algunas de la gran cantidad de cuestiones a las que deberá responder. Tres destacados expertos analizan los desafíos que enfrenta el catolicismo.
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Pérdida de fieles. Poca práctica. Brecha entre postulados y vivencia. Escasez de vocaciones. Insuficiente participación de la mujer. Casos de pedofilia. Curia romana cuestionada. Relegamiento de lo religioso en la sociedad (secularismo). Propuestas de otros cultos que muestran más cercanía. Espiritualismo sin Dios. Fundamenta-lismo. Relativismo moral. Ciencia sin ética. Injusticias sociales. Globalización sin reglas.
Con diversas categorías y urgencias, el nuevo pontífice deberá responder a una gran cantidad de cuestiones que desafían a la Iglesia, como dijo el propio Benedicto XVI en su texto de renuncia. Convocados por Valores Religiosos, tres expertos analizan los retos con vistas a la revitalización del catolicismo. Un importante punto de partida será el grado de carismad el futuro Papa, más incluso que “planificar reformas”, a juicio del sacerdote jesuita Ignacio Pérez del Viso. “Un pontífice carismático podrá liderar el nacimiento de un nuevo ideal en la Iglesia, como el que despertó en el Concilio por Juan XXIII”, opina. En tanto, la filósofa Paola Del Bosco considera que, ante a la crisis de religiosidad, signada por la fragmentación y la reinterpreta- ción individual de sus postulados, el nuevo Papa responderá tratando de “revitalizar la fe por la oración, las obras y la presencia activa”. Mientras que el director de la revista católica Criterio, José María Poirier, estima que el secularismo y la pérdida de autoridad institucional de la Iglesia serán temas que el nuevo pontífice “deberá necesariamente afrontar”.
En cuanto a posibles cambios de diverso orden en la Iglesia, los expertos tienen lecturas y expectativas  diversas. Por lo pronto, Del Bosco cree que “muchos católicos, influenciados por el pensamiento débil de la posmodernidad, son menos propensos a aceptar verdades estables y por eso tienden a imaginar que todo puede cambiar, incluso los fundamentos de la fe. El desafío –señala– es captar que la imparable dinámica de la historia no está reñida con la existencia de verdades, cuya riqueza se va manifestando también a lo largo de la historia, pero no en el sentido de un cambio de dirección, sino de una profundización de sus implicancias”.
En cuanto, por caso, ala negativa de la comunión a los católicos divorciados en nueva unión, el padre Del Viso cree que el Papa  “podría autorizarla en los vueltos a casar por civil después de un tiempo de penitencia. Exigirles –dice– que se separen, sobre todo cuando tienen hijos, parece inhumano. No pueden. Carecen de la libertad para hacerlo. No  están cometiendo entonces falta grave”. A su vez, Poirier señala que este tema “ya se lo planteó Benedicto XVI a poco de asumir, si bien no hubo todavía novedades en lo institucional. Esta es una de las primeras cuestiones a considerar y modificar”.
Acerca de un eventual celibato optativo, Del Viso cree que “se podría retomar el  proyecto de Pablo VI para ordenar hombres casados en zonas muy necesitadas de sacerdotes. De ese proyecto me habló un arzobispo italiano que fue consultado, pero el proyecto quedó archivado cuando murió aquel Papa”. Poirier señala que “la posibilidad de volver al celibato no obligatorio es uno de los temas que seplantean en la  glesia”. Recuerda que “no sólo en el mundo cristiano ortodoxo o protestante existen los sacerdotes casados, sino también en el rito oriental de la Iglesia católica. Además, últimamente se han incorporado a ella varios ministros anglicanos casados”.
Con respecto a una mayor presencia de la mujer en las estructuras de la Iglesia, Del Viso considera que “las mujeres podrían ser ordenadas diaconisas, como hubo en la Iglesia primitiva. Se les están confiriendo cargos de responsabilidad en la curia romana y en las curias episcopales, pero a un ritmo muy lento. La Comisión Teológica
Internacional podría estudiar la posibilidad de contar con cardenales laicos y laicas”. Del Bosco cree que “sería buena una mayor incorporación de la mujer, no a través del sacerdocio, sino de una colaboración rica de un punto de vista diferente y complementario; ya se está dando, pero se podría incrementar perfectamente”. En tanto, Poirier opina que “el lugar de la mujer en la Iglesia es uno de los más importantes y urgentes desafíos” que deberá afrontar el nuevo Pontífice. En cuanto a una reforma de la curia romana, Del Viso dice que “se viene reformando desde Pío XII, pero no se acierta con el estilo. Además de más transparente y participativa y menos burocrática, debería ser descentralizada, siguiendo el ejemplo de la ONU, que tiene sede en Nueva York, pero también organismos por todo el mundo como la UNESCO en París. Y se deberían transferir a las conferencias episcopales de cada país atribuciones reservadas a la curia romana”. Para Poirier, la reforma de la curia romana “es el mayor desafío en el plano interno que deberá afrontar el Papa para bien de toda la Iglesia”. Del Bosco cree que “sería de gran ayuda que el Papa renovara la curia, haciéndola más transparente”, pero no imagina “cómo podría ser más participativa porque la toma de decisiones no es multitudinaria”. Finalmente, sobre el rechazo de la Iglesia a los métodos artificiales de anticoncepción y la fecundación asistida, Del Viso dice que “los que no pueden utilizar con facilidad el método natural se valen de píldoras y preservativos. Actúan por grave temor a tener más hijos, lo que no ven conveniente. Por ese grave temor no cometen una falta grave y podrían comulgar. En cambio, la fecundación asistida se hace habitualmente con descarte de embriones, que permanecerán congelados hasta el juicio final. Por ese descarte, no se ve cómo justificarlo”. Sobre los métodos anticonceptivos no abortivos, Poirier señala que “ya se han manifestado favorablemente en estos días los obispos alemanes y españoles. La fecundación asistida forma parte de la medicina”. La profundización del diálogo ecuménico e interreligioso es otro gran desafío que se cita, partiendo de la base de que el primerísimo reto es entusiasmar a la gente con la figura de Jesucristo.