Sábado 30.09.2023

RECONOCER EL COMPROMISO Y EL ESFUERZO

Los valores que debe recuperar la educación

Por: Federico Iñiguez Decano - Facultad de Ciencias Económicas - UADE

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Argentina es un fenómeno contradictorio. Se trata de un país con 40% de pobreza, casi un 70% de inflación anual y constantes tensiones socio-políticas desde hace años, pero que sigue produciendo talentos y personalidades destacadas periódicamente. Sin importar qué cuadro político esté al mando, ni qué adversas sean las circunstancias, estos personajes y genios en su disciplina logran encontrar su lugar entre todo lo demás. ¿Será que estas desventuras realmente nos hacen más fuertes?

Nicolás Monzón y Axel Córdoba son dos jóvenes estudiantes argentinos que recientemente pasaron a ser el foco de diversos medios de comunicación por llegar a instancias finales del Global Student Prize. Este premio resalta en todo el mundo los esfuerzos de estudiantes extraordinarios que están transformando nuestro planeta para mejor. Ambos fueron seleccionados entre casi 7.000 nominaciones y postulaciones procedentes de 150 países. Dejando los nombres de lado, se trata de un caso de enorme trascendencia para todo el país, tanto por contar con dos referentes en un premio tan destacado como por ser un halo de esperanza y optimismo para los más jóvenes.

A veces, recurrir a esa cuota de positividad (aquella que nos permite ver y apreciar esta clase de logros) puede ser complejo. Nos encontramos en contacto constante con malas noticias y ejemplos peores. Personas que no desean trabajar, o que únicamente pueden ver a las ayudas estatales como una solución definitiva son paseados por los medios de comunicación una y otra vez. Sin embargo, y entre toda esta perspectiva, casos como los de Nicolás y Axel se pueden hacer cada vez más presentes. Solo resta que los valores que representan (el esfuerzo, el compromiso, la meritocracia, la responsabilidad y el respeto, entre otros) sean amplificados y potenciados.

No está de más aclarar que, tanto Nicolás como Axel recibieron acompañamiento de distintos organismos educativos y organizaciones juveniles para lograr este acontecimiento. Pero claro, su formación y sus ganas de crecer y aprender fueron inculcadas desde puertas adentro, con familiares y allegados que se aseguraron de que entendieran el valor de la educación y abrazaran la posibilidad de ser mejores en base a su esfuerzo y su trabajo.

Hay que entender que es posible tomar conocimiento de más casos como los mencionados. De todas formas, también hay que saber que esto no sucede por arte de magia. La educación debe recuperar su rol central, que es la enseñanza, y se debe trabajar sobre los aprendizajes de los alumnos, siendo un intermediario prioritario en el fomento de los valores que hacen destacables no solo a estos dos jóvenes mencionados, sino a todos aquellos que día a día realizan un compromiso en pos de ser mejores y de mejorar a la sociedad.

La pobreza y la falta de estos valores están íntimamente relacionados, y en tiempos como los actuales parece que nadie tiene por prioridad el rol que deben ocupar las instituciones educativas. Los más carenciados necesitan de ellas, al igual que necesitan ejemplos como los de Nicolás y Axel, dos casos de éxito no aislados, pero si poco impulsados por aquellos que determinan el funcionamiento del país en todos sus estratos. No debemos justificarnos en que “la adversidad siempre nos hace mejores”. Tener condiciones dadas en donde se valore el fruto del trabajo, compromiso y esfuerzo de nuestros más jóvenes, y no donde se premie la falta de iniciativa, logrará que estos casos pasen a ser la norma. Es nuestro deber ayudar a las generaciones que vienen, que sin duda tienen mucho para ofrecer.