Abrió sus puertas para los carnavales de 1932. Allí velaron a Gardel, se realizó el acto nazi más grande fuera de Alemania, se conocieron María Eva Duarte y Juan Domingo Perón, fue sede del Mundial de Básquet en 1950, el lugar donde Sui Géneris se despidió en 1975 y Frank Sinatra cantó en 1981, el ámbito en el que Juan Pablo II tuvo un encuentro con empresarios en 1987 y en el que Diego Maradona hizo su fiesta de casamiento.
Y aunque desde la década del ’60 hubo espectáculos como el Circo de Moscú y Holiday On Ice, y Ricardo Arjona rompió récord en 2006 con 36 recitales, el Luna Park está asociado a las peleas de box, donde deslumbraron Gatica, Nicolino Locche, Oscar Bonavena y Carlos Monzón, entre tantos otros. Hoy el mítico estadio porteño está dando otra “pelea” que es por cómo será su futuro, con la Iglesia en el medio.
La historia de esta confrontación comienza en 2013 luego de la muerte de la viuda de José Lecture, Ernestina Devecchi -tía del conocido Tito Lecture, que gestionó el estadio en las últimas décadas-, quien legó en partes iguales el 95 % de Stadium Luna Park Lectoure y Lectoure SRL a Cáritas Buenos Aires dependiente del arzobispado porteño y a la católica congregación salesiana de Don Bosco.
Tras adquirir el restante 5% que había quedado para las hermanas y sobrinos de Tito Lectoure, la Iglesia comenzó a gestionar el estadio, pero con el paso de los años consideró que era más conveniente darlo en concesión a una empresa del rubro, sobre todo porque el predio requería de una gran inversión para ponerlo en mejores condiciones edilicias y a la altura de las exigencias actuales.
La Iglesia porteña terminó de avanzar en la decisión el año pasado tras ser nombrado arzobispo de Buenos Aires Jorge García Cuerva, comenzando los aprestos para su licitación, proceso que le fue encargado a la consultora internacional Ernest & Young, que inicialmente recibió -según trascendió- una decena de presentaciones, de las cuales quedaron en carrera cuadro.
En octubre pasado se supo finalmente que la concesión del estadio le fue otorgada a DF Entertainment, propiedad de Live Nation Entertainment -empresa líder a nivel mundial en entretenimientos, cuya filial local, comandada por Diego Finkelstein, trajo al país entre otros artistas a Paul McCartney-, que lo podrá gerenciar por un lapso de 20 años.
En el contrato la empresa adjudicataria se compromete a realizar una inversión de 34 millones de dólares para, principalmente, elevar la capacidad del estadio de las actuales 8.500 butacas a 13.000 mil, equiparándolo a la capacidad del Movistar Arena, del barrio porteño de Villa Crespo que, desde su inauguración en 2019, se convirtió en un competidor directo.
Al trascender las proyectadas refacciones, la Fundación Ciudad -que se ocupa de preservar los edificios históricos- salió a manifestar su preocupación porque considera que se podría modificar la estructura del estadio que es Monumento Histórico Nacional, mientras que en las redes sociales circulan mensajes diciendo que su integridad está en riesgo.
La fundación dice que accedió a los readers del proyecto que mostrarían que se construirán dos niveles de estacionamiento subterráneo, un campo central más grande, dos nuevos pisos de altura para albergar palcos y nuevas áreas de gastronomía y servicios, lo que -señala- va más allá de cambios en su interior y afectará la estructura exterior.
En la Iglesia niegan que el proyecto comprometa la estructura externa y señalan que cualquier modificación deberá contar con los permisos de la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos y, además -por ser un área de protección histórica de la ciudad-, de la secretaría de Desarrollo Urbano porteña.
Denuncian, además, que desconocidos llegaron a “robarse el contrato” de adjudicación con el fin de usarlo para llevar adelante una campaña en los medios de comunicación y las redes sociales para desacreditarla, entre otras actitudes que consideran desleales y que adjudican a "malos perdedores" de la concesión.
De acuerdo con los plazos establecidos, el estadio debió haberse entregado a los adjudicatarios este jueves, pero se decidió una prórroga hasta fin de mes porque aún no se concretó la autorización del Vaticano, que debe pronunciarse cuando las operaciones de las iglesias locales superan determinados montos.
En la Iglesia aseguran haber recibido señales de la Santa Sede de que está de acuerdo con la adjudicación y dicen que el retraso en la respuesta se debe al largo receso de Navidad y fin de año en la curia romana, pero descuentan que en cuestión de días se conocerá el dictamen.
“Acá debemos tener en cuenta que el producido de esta concesión será destinado a los pobres como era el deseo de la viuda de Lecture y no debemos ensuciar un proceso”, señalan en referencia a que el canon se destinará a las obras de Cáritas Buenos Aires y de los salesianos.
Y mientras que el Luna Park acaba de cerrar una nueva etapa de sus rutilantes 92 años de vida con 30 exitosos recitales de Abel Pintos y Luciano Pereyra, todas las miradas se posan en el Vaticano, que tiene la última palabra.
Fuente: VR