En vísperas de la Marcha del Orgullo LGTBQen protesta por las declaraciones del presidente Javier Milei en el foro de Davos, el arzobispo de Mendoza, Marcelo Colombo, consideró que la sociedad argentina no debe volver sus pasos sobre la tolerancia y los derechos de las minorías, al explicar por qué avaló el pronunciamiento de la Pastoral de la Diversidad de su arquidiócesis en el que anunció su apoyo a la manifestación.
La siguiente es la entrevista que monseñor Colombo –que es a la vez presidente de la Conferencia Episcopal –el organismo que agrupa a todos los obispos del país- concedió al medio Mendoza Post realizada por el periodista Alejandro Gamero.
-¿Por qué han dado este paso inesperado desde la Iglesia católica de Mendoza dando el apoyo a la marcha del orgullo LGTB que ha expresado públicamente la Pastoral de la Diversidad?
-La Pastoral de la Diversidad es una organización, un área dentro de la pastoral de la arquidiócesis que, precisamente desde hace más de 3 años viene acompañando a personas que buscan fortalecer y reflexionar su pertenencia a la Iglesia a partir del tema de su identidad sexual. Es un espacio que busca, en el acompañar, hacer presente la mirada inclusiva de la Iglesia. Esta manifestación que ellos hacen tiene que ver precisamente con un deseo de que la sociedad argentina no retroceda sobre sus pasos, no solo en un concepto de tolerancia, sino de viva interacción de todas las personas que componen la sociedad. Y entonces frente a determinadas manifestaciones de agresividad, de desconocimiento de derechos, de estigmatización no sólo del colectivo LGTBQ, sino de migrantes, de pobres, de otros sectores de la vida social, ellos se manifiestan y hacen sentir su voz.
-Pero antes la iglesia no había dado estos apoyos manifiestos al colectivo LGTBQ. No sé si es la primera vez; de lo contrario, corríjame…
-Claro, en cuanto a una marcha, en cuanto al reconocimiento, probablemente sea la primera vez en este tema, pero hay otras veces en que hemos manifestado nuestra adhesión a marchas y a distintas expresiones de la vida social. Por lo menos en el tiempo que yo estoy, me parece que fueron dos o tres veces, seguro. Por ejemplo, en el tema universitario, participamos; en el tema de la 7722 se participó buscando el mayor diálogo por la cuestión minera. Es decir, hubo distintos momentos en que la Iglesia se unió a reclamos de la vida social o de la sociedad.
-Este pronunciamiento de apoyo a la marcha LGTBQ fue de la Pastoral de la Diversidad de Mendoza. ¿Hay una a nivel nacional que refleje también el mismo apoyo?
-Creo que en otras diócesis debe haber expresiones parecidas. No sabría en otras diócesis, pero a nivel nacional ciertamente no hubo una coordinación.
-¿Y usted, como presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, puede invitar al resto de las diócesis a que lo hagan o no?
-La Conferencia Episcopal es un organismo de animación y de coordinación de la pastoral, pero nunca se superpone ni se impone a la dinámica interna de cada diócesis. Eso surge, inclusive, como fruto de muchas áreas de pastoral de la vida de sus iglesias particulares.
-De todas maneras, está claro que hay un giro fuerte. Antes los gays, las lesbianas y todas las personas que tenían una condición sexual distinta a la mayoría no estaban bien conceptuados por la Iglesia. Hay un giro de estos últimos tiempos. ¿A qué se debe ese giro? ¿Qué cambió?
-Fundamentalmente, esta mirada inclusiva de la Iglesia, que reconoce en todos sus hijos personas con dignidad para aceptarlos y acompañarlos en sus distintas situaciones, no por una cuestión de identidad o de raza o de cultura o de ningún tipo de diferencia. Es decir, todos los bautizados en la Iglesia están llamados en cuanto bautizados a ser animados en su vida por la autoridad de la Iglesia.
-¿Este camino lo ha abierto directamente el Papa Francisco? ¿Es él el autor de este cambio?
-A ver, en cuanto a lo visible que se ha dado en estos años de esta temática en particular, probablemente, pero yo imagino que de parte de la Iglesia siempre ha estado este deseo en las autoridades de llegar a todos, de que no hay una segregación. Evidentemente, en algunos momentos hubo una mayor distancia o una mayor diferenciación de conceptos o fortalecimiento de ciertos criterios, pero en la época de Juan Pablo II hubo un documento que se llama "Criterio para el acompañamiento de las personas homosexuales". Así que ya de aquellos años había algo.
-¿Hay como un giro en la concepción cristiana, hacia ese cristianismo de Jesús cuya vida refleja que no solo estaba con los pescadores sino tmbién con las prostitutas, los ladrones, los menesterosos, los que eran marginados socialmente?
-Hay un deseo de mucha fidelidad al proyecto de Jesús. Esto significa no hacer distinciones y no dejar a nadie afuera. Siempre invitando a las personas a superarse, a crecer, a mejorar, pero siempre invitando desde la libertad y respetando a las personas en su dinámica y en su proceso.
-¿Y esa diversidad, esas condiciones sexuales que no son heterosexuales, siguen siendo una conducta pecadora dentro de la concepción de la Iglesia, con este cambio de actitud ?
-Sí, porque la doctrina de la Iglesia no ha cambiado, lo que ha cambiado es su actitud hacia las personas que vienen a plantear su homosexualidad. La Iglesia siempre está poniendo el acento en el amor humano y busca que en esa lógica del amor humano haya responsabilidad; esto es fundamental. Jesús es siempre el modelo. Él se ocupa de la persona, y amando a las personas quiere su bien. De manera que esta mirada de la Iglesia busca que las personas crezcan y, sobre todo, no se pone en un primer momento sobre cómo están, sino que busca cómo ayudarlas.
-Se busca que, si tienen fe, la puedan mantener, o sea, no romper ese vínculo con la fe...
-Sí, porque la fe siempre anima el crecimiento de las personas. Con la mirada de fe las personas pueden dar pasos enormes.
-¿Usted cómo cree que recibe esta noticia el colectivo LGTBQ?
-En realidad es una expresión de la Pastoral de la Diversidad que tiene una presencia en una parte de ese colectivo, pero por supuesto hay muchas personas que ni siquiera se identifican con el cristianismo. En todo caso, lo que se busca acá va mucho más allá, porque me parece que esta marcha no queda limitada al tema LGTBQ, sino que se ha buscado reforzar, frente a todas las temáticas abordadas últimamente en discursos muy fuertes, todas las dinámicas que miran en lo diferente como un peligro, como un enemigo. Y en ese sentido es buena noticia para la sociedad que cualquiera sea el sector que lo haga diga, "no, el otro no es mi enemigo, sino que el otro es una oportunidad de enriquecerme, el migrante, el pobre. Que cualquier forma de exclusión va contra la lógica del amor humano y del crecimiento de la sociedad humana". De manera que esto, para cualquiera de los colectivos es buena noticia, lo diga el sector que lo diga.
-¿Usted se refiere a los términos del presidente Javier Milei al hablar del tema del género?
-Me refiero a varios discursos, porque lo hemos escuchado también en la asunción del presidente Donald Trump, con un gran efecto; y también a veces en políticos de distintas partes del país que se refieren con desprecio al tema de los migrantes o al tema de los pobres, a veces con generalizaciones injustas. Entonces, primero, un gran respeto a la investidura presidencial porque es el primer magistrado del país al que le debemos respeto. Pero más allá de esto que es importantísimo, lo que de parte nuestra está frente al camino de la sociedad es la actitud de fortalecer la conciencia y la comprensión de lo que significa vivir en sociedad, en términos de tolerancia y aceptando que hay situaciones de mucha fragilidad como la de los migrantes o la de los más pobres. Y en esos espacios nosotros queremos hacer sentir nuestra parte de opinión porque hay muchas opiniones asociadas. La Iglesia no pretende en esto tener la soberbia de ser la voz, sino que una parte de esa voz queremos hacerla escuchar. Y en esto hoy mismo la Pastoral de la calle de la Iglesia de Mendoza tiene una experiencia de más 10 años.
-Ahora, hay un cambio muy grande en la Iglesia, monseñor, porque la Iglesia de los años 70, 80 y 90 inclusive, era una Iglesia rectora, vigilante del cumplimiento de las prácticas católicas, en donde quien se salía manual no era bien visto, era señalado, apuntado, como pasaba también con los gays, las lesbianas, los matrimonios separados y la famosa ley del divorcio vincular, Hay un giro notorio…
-Creo que vamos también tomando nota de la importancia de dialogar con todos los sectores y de saber que hay un aporte que no podemos dejar de hacer, sin dejar de escuchar las otras voces.
-Me da la impresión, habiendo escuchado mucho al Papa Francisco cuando dice que la Iglesia tiene que ser como una madre que recibe y apoya, o sea, como una Iglesia de contención más que una Iglesia dogmática, parece que en esto se va transformando la Iglesia católica hoy.
-Sí. De todos modos, hay expresiones muy ricas en ese sentido ya en el Papa Juan XXIII, que habla de la Iglesia como madre y maestra en su primer documento programático, buscando precisamente destacar estas dos realidades respecto de las personas, que para nosotros implica esa particular relación de la vida que nuestras madres nos acercan y lo que significan las enseñanzas. En ese sentido, la Iglesia tiene un rol muy importante que no puede dejar de ejercer, que es anunciar a Jesús, representarlo y evangelizar de acuerdo a precisamente a lo que nuestro Señor Jesús nos dejó como mandato.
Fuente: Mendoza Post