Mucho más que un símbolo tradicional

Por: Daniel Goldman

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Toda tradición religiosa necesita de símbolos, objetos o diseños que establecen una relación de identidad con una realidad, a la que evoca o representa, y que la trasciende. En la tradición judía, el más conocido es la Estrella o Escudo de David, símbolo compuesto por dos triángulos equiláteros superpuestos que forman una estrella de seis puntas. La misma es tan característica, que uno la puede hallar en los frontales de las sinagogas, lápidas hebreas, dijes, o en la propia bandera del Estado de Israel. Se originó en la antigüedad y no era de exclusivo uso de los judíos. Siempre trató de diferenciársela de la estrella de cinco puntas, que otros pueblos la usaron como un signo mágico. Es en la Edad Media, que la Estrella de David aparece con mayor frecuencia entre los judíos, pero todavía no había ocupado un lugar de significado religioso destacado, ya que la podemos encontrar en catedrales medievales. Sin ir más lejos, la Catedral de Zárate, (pcia. de Bs. As.) la posee en su puerta de entrada. El término “Maguen David” que es el modo usual de nominarlo en hebreo, y cuya traducción literal es “Protector de David”, ganó popularidad entre los místicos judíos medievales, que le atribuyeron poderes mágicos y lo popularizaron como una suerte de protección contra los espíritus malignos. La afamada comunidad judía de Praga fue la primera en usarla como su símbolo oficial. También fue característico en el barrio judío de Viena para distinguirlo del resto de la ciudad. Desde el siglo XVII en adelante, la Estrella de David se convirtió en el cuño oficial de una inmensidad de comunidades, y en un símbolo distintivo del judaísmo. Pero recién en el siglo XIX fue adoptada universalmente como emblema, comparable a la cruz en el Cristianismo y la media luna en el Islam.

¿Qué simboliza exactamente? Se han sugerido muchas explicaciones, pero ninguna es universalmente aceptada. Según el Zohar, libro medieval de misticismo judío, los seis puntos de la estrella representan las seis sefirot o atributos masculinos de Dios, en unión con la séptima sefirah que es el centro del símbolo y que se lo interpreta como el atributo femenino de Dios. Un comentario más moderno que refleja la filosofía del existencialismo religioso fue presentado por el filósofo Franz Rosenzweig en su obra la Estrella de la Redención. Rosenzweig describió dos triángulos entrelazados: las esquinas de uno representan la creación, la revelación y redención; las esquinas del otro simbolizan al Hombre, al Mundo y a Dios. Como recuerdo del dolor, la insignia amarilla que los judíos se vieron obligados por los nazis a usar le dio a la Estrella de David un carácter que indica martirio y heroísmo.