ENTRE EL CIELO Y LA TIERRA - AUTOR: PBRO. GUILLERMO MARCO

Navidad en Villa Soldati

Por: P. Guillermo Marcó

El barrio porteño saltó a los primeros planos informativos en los últimos días por graves incidentes. Pero la misma zona es escenario diario de la labor de estudiantes universitarios que ayudan a niños y a otros jóvenes a superarse.
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Villa Soldati fue escenario de sangrientos incidentes en los últimos días. De un conf licto donde se mezclaron la ocupación ilegal, los punteros que usan a los pobres como carne de cañón, la guerra entre vecinos, la discriminación y la xenofobia, y, en fin, la ausencia del Estado en su papel de garante
de las vidas, el orden y la propiedad pública. La situación más patética que se vivió tuvo como protagonista a un joven que era trasladado al hospital en una ambulancia que fue interceptada con el fin de sacarlo y rematarlo en la calle. Ni en las guerras más cruelesdel último siglo se dejó de respetar el traslado de heridos.
Pero no es el objeto de esta columna narrar los horrores que sucedieron en ese barrio porteño. Quisiera, en cambio, poner en evidencia un aspecto de la realidad de un vecindario de la misma zona: el llamado barrio Ramón Carrillo. Allí los jóvenes de Pastoral Universitaria porteña vienen trabajando desde hace cuatro años en un proyecto educativo en conjunto con la parroquia del lugar: Virgen Inmaculada. Cada domingo reúnen a los mas chicos para realizar un trabajo formativo a través del juego. A partir de esta experiencia, con otro grupo llamado “Generación Universitaria”, fuimos elaborando  nuevos proyectos. Los jóvenes de sociología elaboraron una encuesta para conocer cosas básicas del barrio, lo que nos permitió detectar problemas para ayudar a resolverlos. Los de agronomía se enfocaron en un predio que tiene la parroquia, un terreno vacío que se decidió parquizar y zonificar para hacer una cancha de fútbol y una plaza. Para ello, se contó con la ayuda del estudio Thays, que realizó la planificación y consiguió de los viveros con los que  trabaja los 90 árboles y 286 arbustos que hacían falta.Para concientizar sobre la importancia de plantar y mejorar así el medioambiente, los jóvenes hicieron  un video formativo y cada chico del barrio se comprometió con su familia a plantar y cuidar las nuevas especies. Además, se realizaron dos campamentos de integración. Los del grupo de mayores de 16 -47 en total- fueron a Bariloche e hicieron su primera experiencia de encuentro con Dios a través de la naturaleza. Los más chicos -65- tuvieron por destino la provincia de Buenos Aires. “Los universitarios van a la villa para que los chicos de la villa puedan ir a la universidad” es el lema que sostenemos desde nuestra pastoral. De hecho, dos chicas del barrio cursaron el primer año de un terciario en ciencias económicas y ahora están rindiendo para poder ingresar en la universidad UADE, que les otorgó una beca completa. Cada sábado, además, realizamos apoyo escolar. Me pareció bueno mostrar otra realidad que se desarrolla a apenas 200 metros de donde ocurrieron los hechos tan lamentables. Y contarles la otra cara de la moneda que jamás saldrá en los medios: la de aquellos que dejan de mirar los dramas ajenos por la televisión y deciden dar desde lo que cada uno sabe para hacer algo por los demás. Y la de gente que es de la villa y quiere una vida mejor, sobre todo para sus hijos. De algunos jóvenes que nacieron allí, pero que no roban ni se drogan, sino que se esfuerzan por estudiar para tener un futuro venturoso. Si existe todavía en nosotros el espíritu navideño, recordemos que también aquella noche de hace 2000 años María y José deambulaban pidiendo asilo que les fue
negado en el albergue y terminaron casi al aire libre en una cueva de animales. Muy lejano por cierto de la frívola Navidad de la sociedad de consumo poblada de doradas estrellitas y lucecitas de colores.