Reunion con desplazados en Sudán del Sur

“No hay futuro en los campos para desplazados”, advirtió Francisco

Junto a los líderes anglicano y presbiteriano redobló su demanda a las autoridades del país dirigiendo un “apremiante llamamiento a que cese todo conflicto, a retomar el proceso de paz para que finalicen las agresiones y la gente pueda vivir dignamente".
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Mientras se encuentra en la segunda etapa de su gira africana, el papa se reunió con los desplazados internos del país, víctimas de una guerra que se ha cobrado más de 400.000 vidas, y que ha provocado la existencia de más de dos millones de refugiados.

“Estoy con ustedes, sufro por ustedes y con ustedes”, expresó Francisco. “Renuevo, por tanto, con todas las fuerzas, el más apremiante llamamiento a que cese todo conflicto, a retomar seriamente el proceso de paz para que finalicen las agresiones y la gente pueda volver a vivir de manera digna”, exigió el obispo de Roma.

Y fue más allá: “No podemos esperar más. Un gran número de niños nacidos en estos años sólo ha conocido la realidad de los campos para desplazados, olvidando el ambiente del hogar, perdiendo el vínculo con la propia tierra de origen, con las raíces, con las tradiciones”.

En su clamor lo acompañaron el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, y el moderador de la Iglesia de Escocia, Iain Greenshields, con los que compartió el encuentro ecuménico.

Francisco denunció que “no puede haber futuro en los campos para desplazados”, reclamando una educación y una infancia digna para los niños. A la par, recordó que el país atraviesa una “inseguridad alimentaria y malnutrición que afectan a dos tercios de la población”, advirtiendo de que las previsiones hablan “de una tragedia humanitaria que puede empeorar aún más en el transcurso del año”.

“Lamentablemente en este país martirizado ser desplazado o refugiado se ha convertido en una experiencia normal y colectiva”, apuntó el sucesor de Pedro. “Es precisamente a causa de las devastaciones que produce la violencia humana, además de las que producen las inundaciones, que millones de hermanas y hermanos nuestros, como ustedes, entre los cuales muchísimas madres con sus hijos, tuvieron que dejar sus tierras y abandonar sus aldeas, sus casas”, lamentó.

A las autoridades sudsudanesas, Francisco les planteó la necesidad de “crecer como sociedad abierta, mezclándose, formando un único pueblo atravesando los desafíos de la integración, también aprendiendo las lenguas habladas en todo el país y no sólo en la propia etnia”.

Esta llamada a la “fraternidad reconciliada” la acompañó de la exigencia de “evitar la marginalización de grupos y la segregación de seres humanos”.

En su discurso, Francisco se detuvo en el papel de las mujeres en este proceso de reconciliación como “la clave para transformar el país”. “Si reciben las oportunidades adecuadas, por medio de su laboriosidad y su actitud de proteger la vida, tendrán la capacidad de cambiar el rostro de Sudán del Sur y de proporcionarle un desarrollo sereno y cohesionado”, defendió.

Por eso, reclamó que “la mujer sea protegida, respetada, valorada y honrada”. “Por favor, protejan, respeten, valoren y honren a cada mujer, niña, adolescente, joven, adulta, madre, abuela. Si no, no habrá futuro”, insistió justo después.

Fuente: VND