Sergio Rubin
En el marco de la profunda reforma de la curia vaticana que el Papa Francisco llevó adelante en los últimos ocho años y que concluyó recientemente con la difusión de un enjundioso documento pontificio, el Opus Dei perderá en los papeles cierto grado de autonomía y deberá someterse a una mayor supervisión de la Santa Sede. Los cambios generaron lecturas contrapuestas, ya que para el Vaticano y la propia comunidad fundada por san Josemaría Escrivá de Balaguer buscan resguardar su perfil (carisma) y promover su labor religiosa, mientras que para algunos analistas eclesiásticos implica una pérdida de poder de esa organización religiosa.
El Papa Juan Pablo II, mediante la constitución apostólica Ut sin, había enmarcado al Opus Dei en 1982 dentro una “prelatura personal”, un status relevante, lo que implicaba que su superior debía ser un obispo. Ahora, a través del decreto (motu proprio) Ad charisma, si bien Francisco determina que siga siendo una prelatura personal, su superior no será un obispo y la organización ya no deberá reportar a la congregación para los Obispos, sino a congregación para el Clero, ambas del Vaticano. Además, el informe a la santa Sede sobre su quehacer religioso no será cada cinco años, sino anual, en línea con otras comunidades religiosas.
El sitio de noticias oficial del Vaticano Vatican News consigna que los cambios tienen el objetivo de “proteger el carisma” y “promover la acción evangelizadora que sus miembros llevan a cabo en el mundo”, difundiendo la llamada a la santidad “a través de la santificación del trabajo y de los compromisos familiares y sociales". Precisa -siempre citando al decreto respectivo- que el hecho de que el superior no sea más un obispo es para “reforzar la convicción de que, para la protección del don especial del Espíritu, es necesaria una forma de gobierno fundada más en el carisma que en la autoridad jerárquica”.
A su vez, el superior de Opus Dei, monseñor Fernando Ocáriz, en una carta enviada a los miembros de la prelatura, dice que acepta “filialmente” lo ordenado por el Papa y espera que el propósito papal de los cambios “resuene con fuerza en todos y cada uno” como “una oportunidad para comprender en profundidad el espíritu que el Señor infundió a nuestro fundador y compartirlo con muchas personas del entorno familiar, profesional y social”. En cuanto al superior, “no era ni es necesario (que sea obispo) para dirigir el Opus Dei” y que este “debe ser una guía, pero ante todo un padre”.
Para el periodista y escritor Jesús Bastante, del sitio español Religión Digital, Francisco “degrada” a quien sea el superior del Opus Dei porque “no podrá ser obispo --el actual nunca fue ordenado obispo-, ni podrá portar los ropajes ni el anillo episcopal. También obliga a la organización, la única que gozó del carácter de Prelatura Personal en la vida de la Iglesia -añade-, a pasar a depender de la Congregación para el Clero, que monitorizará todas sus actividades”.
En cambio, el vocero de la oficina del Opus dei en Roma considera que “algunos interpretaron las disposiciones de la Santa Sede en términos de ‘rebajamiento de categoría’ o ‘pérdida de poder’. No nos interesan este tipo de dialécticas, pues para un católico no tiene sentido el uso de categorías de poder o mundanas”.
Escrivá de Balaguer, un sacerdote español que murió en 1975, fundó el Opus Dei en 1928. En 2002 fue canonizado (declarado santo) por Juan Pablo II. La organización se encuentra en 60 países, cuenta con unos 90 mil miembros, entre ellos más de 2.000 sacerdotes. Posee varias universidades, colegios y clínicas.
Fuente: VR